Las características de los residuos empiezan a cambiar conforme avanza la pandemia de coronavirus (Covid-19) en México, principalmente en el ámbito hospitalario y el hogar, y una vez que esta actividad ha sido catalogada como esencial, la autoridad ambiental y sanitaria del país deberá delinear las nuevas formas de recuperación y control.

En el caso de los residuos sólidos urbanos, la Norma Oficial Mexicana 083, poco o nada aporta a la gestión de los residuos, toda vez que está orientada a diseñar las características de los sitios de confinamiento y los mecanismos de control y operación de los mismos.

De hecho, los confinamientos de residuos, denominados rellenos sanitarios, al dejar de ser una opción real para la gestión de los residuos urbanos y dada su nula vigilancia en el manejo y disposición de los mismos en esta época de pandemia, muestran más sus debilidades y carencia de oportunidades para lograr los objetivos de reducción y reciclado de residuos.

Es claro que las empresas que operan estos sitios buscan ofrecer condiciones de calidad sin tener opción alguna de explorar nuevos mecanismos de gestión. De hecho, son, por su naturaleza, incapaces de reducir la generación de residuos y menos de promover su reutilización y/o reciclado.

En el caso de los residuos biológico infecciosos, los protocolos están diseñados dentro de estándares de normalidad, de tal manera que asegurar que se encuentran preparados para enfrentar la gestión de la cantidad y tipo de residuos que se generarán durante el tiempo de la pandemia sería por demás aventurado.

Mientras que la NOM-087-SEMARNAT-SSA1-2002 establece las formas y mecanismos de almacenamiento temporal y confinamiento o tratamiento de los residuos biológico infecciosos, en el caso de este tiempo de emergencia los niveles de almacenamiento se deberían reducir de tal manera que estos llegarán a los sitios de gestión de modo inmediato.

No solo se trata de recolectar, sino saber qué se está recolectado y cual es el mejor destino para los residuos. Ese es el reto de este tiempo de pandemia y las autoridades de los tres niveles de gobierno están involucrados en lograr la mejor decisión en el tema.

Por otro lado, socializar el hecho de las nuevas características de algunos tipos de residuos permitiría que los ciudadanos pudieran colaborar en una más adecuada gestión. Sin embargo, hacer recomendaciones aisladas no representa una oportunidad real para los ciudadanos.

Es claro que el manejo de los residuos requiere, en este tiempo, que la autoridad sanitaria considere la posibilidad de construir medidas emergentes para el manejo de los residuos y correcta manipulación, de tal manera que no se ponga en riesgo, principalmente, a los miembros del sector salud.

El Covid-19 ha puesto en evidencia que podemos ser superados en el manejo de estos residuos y que su modificación en características es innegable.

Esa realidad es la que debemos de tomar en consideración al hablar de la pandemia, justo al lado de la cadena de transmisión se encuentra la cadena de recolección y manejo de los residuos generados por el impacto. Así que valdría la pena revisar qué hacer, al menos en esas dos áreas.

Por otro lado, la búsqueda de ruptura de la cadena de transmisión, al menos en algunos lugares, no se ha logrado romper; por ejemplo, en el municipio de Tula la gente ha manifestado su rechazo a la cuarentena, argumentado que no se han presentado casos de contagio y que resguardarse es una opción inadecuada.

En otros lugares del estado, como en Pachuca, la afluencia de personas ha disminuido, pero, aun se pude ver a personas caminando tranquilamente en la calle, lo que aumenta la posibilidad de contagio.

Además, en lo general, se ha criticado la cuarentena, partiendo del hecho de que hay personas que aun cuando lo desearan no podría quedarse en casa, porque deben salir a buscar su sustento y el de su familia.

Estas circunstancias abonan aún más a la modificación del tipo de residuos que estamos manejando y las personas de recolección de cualquiera de las cadenas (biológico infecciosos o sólidos urbanos) son las que se quedan al final de la línea con una serie de riesgos que deben ponderarse de manera adecuada.

En el caso de los gestores y recolectores de biológico infecciosos, se debería asegurar que estos contarán con cubreboca, guantes, gorro quirúrgico, protección ocular integral, entre otros elementos, de tal manera que se garantizará su seguridad y salvaguarda en el tiempo de trabajo.

Garantizarles capacitación en el manejo integral de este nuevo tipo de RPBI y mecanismo más seguro de limpieza, desinfección y esterilización definidos por el sector salud.

Además de ello, es importante que se esté en constante comunicación con los mecanismos de control sanitario de los hospitales o de las áreas pertinentes, de tal manera que, bajo ninguna circunstancia, los residuos sean conducidos bajo condiciones de riesgo.

Estamos ante un panorama nuevo, generado por una pandemia y por una falsa cultura de prevención que se presumió durante décadas en el país. Nos encontramos frente a nuevos tipos de residuos y los gestionamos bajo condiciones que fueron diseñadas en el año 2003, aproximadamente.

Necesitamos empezar a construir en esta circunstancia. Necesitamos darnos cuenta que el tiempo de pandemia no es permanente, pero algunas de las condiciones que genera y sus impactos perdurarán durante mucho tiempo; actuar de inmediato es entender este momento, dejarlo para otro día, es hacer más de lo mismo para que seguir iguales, al tiempo, al tiempo.