Dicen que al perro mas flaco se le cargan las pulgas y la frase parece mas que perfecta para ejemplificar los momentos por los que atraviesa Hidalgo.
Con el coronavirus que nos trae bien pendejos y sin la mas remota idea de saber si esto tendrá fin y nos cae la voladora con la otra pandemia, la del huachicol.
Cuando se pensaba que el Gobierno Federal había cumplido su promesa de acabar con los ordeñadores de ductos y que las fugas descontroladas de hidrocarburos eran cosa del pasado, pues nada, que ahí vamos de nuevo y como dijera el compositor y cantante Juan Gabriel, nos encontramos otra vez en el mismo lugar y con la misma gente, padeciendo por las consecuencias del robo de combustible.
Lo curioso es que a pesar del terror vivido hace año y medio luego de que una fuga descontrolada de combustible explotara, acabando con la vida de 136 personas, dejando a decenas de personas con secuelas de quemaduras y cientos de familias destruidas, una vez más los vecinos de San Primitivo recordaron con temor lo ocurrido, debido a una fuga en un ducto por la toma clandestina que los huachicoleros perforaron a tan solo 300 metros de la fuga de la zona cero.
Y así como poco a poco nos acostumbramos a tomar el cubrebocas para salir a la calle, los habitantes de San Primitivo Tlahuelilpan, tomaron lo que pudieron, incluyendo el cubrebocas y salieron de sus casas alarmados por el olor a combustible.
Cuenta Don Vicente, un hombre de 94 años que aún “encamorrado” le dijo a su mujer que se salieran de la vivienda porque apestaba a gasolina.
De inmediato a don Vicente le vinieron a la mente las escenas de la explosión, los cuerpos calcinados y sus las lagrimas le nublaron la vista.
Con el encabronamiento de haber perdido en los alfalfares a su hijo, su nieto y a su nuera, don Vicente no puede contener el resentimiento contra los que llegaron para destruir sus vidas.
Para este hombre sencillo, que vive del campo, que a diario sale con un carrito acondicionado para cargar la pastura, no le cabe en la cabeza que haya “gente mala” que por ganar dinero fácil sean capaces de matar a sus paisanos.
Mientras caminaba lentamente por la carretera, junto al canal de aguas negras que riega los alfalfares de San Primitivo, don Vicente lamenta que no haya nadie que detenga a esta bola de “cabrones”, “asesinos” y que están envenenando a los chavos con la promesa de pagarles una buena lana con tal y den el pitazo si se acercan los militares o la policía, cuando los huachicoleros están picando los ductos.
Ya enchilado el anciano que a pesar de llevar a cuestas 94 años de experiencias, aún tiene la fortaleza para asegurar que, si tuviera enfrente a los ordeñadores, les daría una bola de madrazos a los que matan a sus paisanos y destruyen la tierra con el derrame de combustible.
“Cuando le cae la gasolina, se chinga la tierra” y tienen que pasar cuando menos una cosecha o hasta dos para volver a sembrar ¿y entonces de qué vivimos? se pregunta don Vicente.
“Eso no les importa, con tal de llenar sus bidones y pipas de la gasolina robada” dice este hombre que además de cargar la pastura, carga sus recuerdos y el dolor de haber perdido parte de su familia.
Escuchando a don Vicente, la pregunta es obligada.
¿Habrá alguien que pueda detener a los huachicoleros?
Al parecer ni el presidente, ni las autoridades locales, porque a pesar de las consecuencias desastrosas de esta práctica tan común, los robos de hidrocarburos y las fugas siguen.
¿O qué esperan los huachicoleros, acabar con un pueblo para que escarmienten?
Espero sus comentarios.
Fb bertha Alfaro @berthaalfaro