A criterio deColumnasUlises Vidal

Préparez vos mouchoirs

Para mi buen Leo

1: Hoy hablaré de mi amigo Nicanor Parra. Poeta chileno, considerado uno de los más grandes en habla hispana. Hablaré de él y con él, porque el tiempo me exige, me demanda escucharle y platicarle. Existe una película francesa, de la cual tomo el título para hablar de mi amigo correligionario Nicanor Parra, Préparez vos Mouchoirs, la traducción es algo así como Preparen sus pañuelos. Así que, preparen sus pañuelos, señoras y señores, lectores de esta columna, de este texto-carta, de un desconocido; preparen sus pañuelos, porque ha llegado la hora de llorar. Cuando pasen los años, Nicanor, cuando pasen los años, y la distancia entre México y Chile, hayan cavado un foso en la poesía, una duda entre tu cuerpo y el mío, cuando pasen los años y sigamos siendo dos hombres que amaron, seres que miraron siempre atrás de las palabras, que pisaron tierras jamás inexploradas, ¿dónde estarán ellas? ¿Dónde, las mujeres receptoras de tus besos? Es necesario que hablemos, Nicanor. Te debo siete versos y un solo de violín, mirando el exterior de las ventanas de tu casa, bebernos el agave podrido frente a los huesos podridos de Huidobro; es necesario charlar, desempolvar los viejos poemas y ponerse los anteojos, hablar del buen Bolaño, hablar de mis perros y tus gatos. Hablemos también del amor, intercambiemos versos sin palabras, cantos, flores, nubes vagabundas que opacan las estrellas de Neruda; hablemos sin el temor de la partida. Ignoras que soy yo quien te escribo esta carta, tú dormido, yo barajándome la calva que amenaza debajo del pelo, tú palpas poemas reales en cada sueño, yo hago míos tus poemas que arrojas al viento. Es necesario platicar, amigo Nicanor; conocernos bajo las pieles, hablar para conspirar contra un mundo lleno de atrocidades, de cosas que no tienen que ver con la risa; debemos unir fuerzas, frenar este mundo que anda dando tumbos e hipos de intoxicado; la poesía puede contra todo, basta con leer tus borradores, Nicanor –aunque yo sea el primero en escribir lo contrario–; la poesía pesa, Nicanor, la poesía acabó contigo, conmigo, con todos los que hicieron uso de ella; pero tiene algo, llámale fuerza, y puede, puede contra todo, pregúntale a Juanito Gelman si no ha de valer la pena; a Mara, siempre respaldando a su hombre; hallemos la manera, Nicanor; tú ya lo has imaginado, falta mucho por hacer, déjame ayudarte, todavía resta algo por hacer; siempre restará algo por hacer. Somos correligionarios, Nicanor; ambos, al ver el cuerpo desnudo de una mujer, hemos llamado a Dios mentiroso, ningún dios perfecto podría crear el cuerpo femenino, eso está fuera de la física, de la ciencia, de Dios, de todo hombre, tú lo sabes, Nicanor, tú podrías hablar mejor de eso, que este farsante que trata de colar sus palabras por tus oídos; no hagas caso, bebamos el buen tinto chileno, trasnochemos hablando de la vida, de la vida en segunda persona. Necesito contarte tantas cosas, Nicanor, indagar en tu persona para que la poesía vuelva a cobrar vida; mirarte las manos mientras que a esta flaca consentida que duerme en mi cama, piensa en cómo sortear sus mentiras. Es necesario hablar de Cortázar, de sus famas y cronopios; necesario fumar un par de puros; necesario quedarnos mudos para escuchar qué dice el insoportable silencio. Dime, ¿qué piensas de los ángeles? ¿Qué te dicen los bosques, las montañas, las anchas avenidas de Santiago? Cuéntame de ese sueño en blanco y negro. ¿Cómo son los jardines de tu casa? ¿Qué demonios pasa por tu cabeza cuando ves a una mujer de veinte? Dios te libre de este oportunista que quiere mirarte de frente para hablar solo de la vida, de la muerte, qué sé yo, de tantas cosas que por ahora carecen de sentido. Dios te libre de mis ojos, de mi curiosidad, de mis preguntas; Dios me libre de ser blanco destruido por una de tus respuestas. Señoras y señores, Préparez vos mouchoirs, Nicanor hablará de la vida, es necesario cambiar la vida, cambiarla sin cambiar de vida; es necesario mirarte a los ojos y llorar, porque cuando dos amigos se unen para llorar, es porque existen las palabras, es porque de por medio hubo poesía; lloremos a lágrima reseca, hagamos cataratas de llanto, de amor, de risas…
Muertos estamos, Nicanor, con ganas de cambiar la vida, con ganas de vivir en ella.
Ahora te escribo, y abro las puertas y ventanas de mi casa, para que tus palabras viajen libres por el aire que respiro.

2: Escriban sus comentarios, críticas y más críticas y nada de elogios a: [email protected] twitter: @Vidal_Evans

Noticias relacionadas

Back to top button