Pachuca 150 años de ser capital del Estado (Quinta y última parte)
 Hace (61) meses · 
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De acuerdo con el decreto que creó al Estado de Hidalgo, la nueva entidad federativa quedaría integrada por 11 de los antiguos Partidos –distritos–  del Estado de México enumerados en el artículo único: Actopan, Apan, Huascazaloya (Huasca), Huejutla, Huichapan, Pachuca, Tula, Tulancingo, Itzmiquilpan, Zacualtipán y Zimapán.

Nada se dijo en el documento fundacional  sobre qué ciudad o ayuntamiento sería designado como capital del estado, aunque varias poblaciones deseaban alcanzar ese privilegio, como Actopan que se había desempeñado ya como tal, durante los primeros meses de existencia del segundo Distrito Militar; Tula, que había sido capital del departamento de su nombre durante el segundo Imperio; Tulancingo, emporio económico agrícola que despuntaba ya como polo industrial, y finalmente Pachuca, que gracias al repunte minero de 1850, había recuperado la fama de que gozó en el periodo virreinal.

En el expediente sobre la formación de la primera Constitución del Estado, que obra en el archivo del Poder Legislativo hidalguense, existen diversas constancias dirigidas al Congreso de la Unión, que este remitió a la primera Legislatura Constitucional y Constituyente de la entidad para que fueran tomadas en cuenta en la designación de la capital del nuevo Estado.

Actopan fue rechazada por no contar con la infraestructura necesaria –en 1862 las autoridades del segundo Distrito Militar, tuvieron que trasladarse a Pachuca por esta razón–, Tula se descartó por su ubicación, lejana de la mayor parte de los centros de población importantes de la nueva entidad, y Tulancingo, por ser entonces sede de la Diócesis de su nombre, lo que se consideró como un fuerte impedimento, pues coexistirían en una misma ciudad las autoridades religiosas y políticas

En tal virtud, y al no existir decreto o disposición alguna, Pachuca, por la que se habían pronunciado diversos ayuntamientos, fue reconocida tácitamente como la capital del estado, determinación que fue reforzada con la decisión del presidente Juárez, al enviar al Coronel Juan Crisóstomo Doria como gobernador provisional de la nueva entidad a la ciudad de Pachuca, donde el tamaulipeco –nacido en la Villa de Borbón, hoy Villagrán– se presentó el 27 de enero de 1869. El día de ayer se cumplieron 150 años de tal hecho y hasta la fecha no existe documento alguno que legitime tal decisión, que por ser  de orden público, requiere de prescripción específica, de acuerdo a explorado derecho.

Pachuca había experimentado, entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX, una gran despoblación derivada de la decadencia minera, pero en 1850, al descubrirse el filón de la veta El Rosario, al que siguieron otros de igual o mayor importancia, se inició la más grande bonanza de su historia, lo que motivó un considerable aumento de su población –que de 4 mil habitantes en 1850 había pasado a más de 15 mil en 1869— , año el que contaba ya con importantes servicios, como escuelas, hoteles, mesones, hospital, juzgado de primera instancia, imprenta, plazas, jardines, teatro,  un muy buen comercio, industria doméstica y otros que serían indispensables para la capital del naciente estado.

Establecido en Pachuca, Doria alquiló  un céntrico local para establecer la sede del Poder Ejecutivo, ubicado en la planta alta de la botica El Refugio, sita en la acera oriente de la plaza se las diligencias –hoy de la Independencia–, en tanto que los poderes Legislativo y Judicial se establecieron en lo que fuera el antiguo templo la Vera Cruz –situado al oriente de la hoy plaza General Anaya–.

La primera misión del mandatario provisional fue  convocar a elecciones para elegir al que sería el primer gobernador constitucional, así como a los diputados integrantes del Congreso encargado de redactar la Constitución Política del nuevo estado.

A todo ello dio  cabal cumplimiento el mandatario, quien concluyó su gestión el 28 de mayo de 1869, cuatro meses que le bastaron para realizar una extraordinaria labor, dentro de la que deben destacarse las siguientes acciones: creó el Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios, como escuela de educación superior que un siglo después, en 1961, se convirtió en la Universidad Autónoma del Estado; fundó 150 cincuenta escuelas de educación primaria en las que se inscribieron 16 mil 321 alumnos; organizó todas las dependencias de gobierno; estructuró la hacienda pública del estado; gestionó el establecimiento de oficinas de correos en varios municipios; de igual manera, realizó el primer mapa de la entidad; llevó al cabo el avalúo de todo el territorio hidalguense, que ascendió a la suma de  22 millones, 465 mil 459 pesos; organizó la Guardia Nacional, a la que dotó de armamento; estableció patrullas militares para vigilar los caminos, medidas que permitieron aprehender a cincuenta bandidos de los más peligrosos y auxiliar a varios municipios; finalmente, fundó la Sociedad de Geografía y Estadística y la Sociedad Filarmónica hidalguense.

Surgió así la nueva entidad, que tuvo el privilegio de llevar orgullosamente el nombre del más importante prócer de nuestra historia: don Miguel Hidalgo y Costilla.

¡Felicidades, Hidalgo! La fotografía que ilustra esta entrega es un grabado de Pachuca realizado por Hesiquio Iriarte en 1863.

 

 

 

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