Otra vez, hablemos de agua
 
Hace (22) meses
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Marco Moreno
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La semana pasada hablé en este espacio de la urgente necesidad de que existiera un plan hídrico del estado de Hidalgo, que nos permitiera saber cuánta agua tenemos, dónde se encuentra esa agua, el estado en el que se encuentra, limpia, contaminada tratada y, en el caso de las aguas residuales, cuáles son las características químicas de esa agua.

Señalaba, entre otras cosas, que conocer sus características químicas, nos permite decidir el mejor sistema de tratamiento y, con ello, el mejor destino para las aguas tratadas.

Sí, las aguas tratadas por sus características finales al ser tratadas, podrán ser destinadas a la agricultura, la industria, la construcción o a otras actividades económicas que no requieren de aguas limpias para sus procesos.

De hecho, valdría la pena revisar por parte de la autoridad, comenté, la forma en que se distribuye el agua y los mecanismos de asignación a las empresas embotelladoras, es tiempo de empezar a privilegiar el destino del agua limpia, los hogares por encima de las empresas.

Pero no solo, eso, los hogares deben de contar con mecanismos de ahorro y uso adecuado del agua, de tal manera que volvamos sostenible el uso del agua en todos los espacios.

En esas estaba, cuando de pronto en el espacio noticioso A Criterio de…, en una entrevista realizada al director de la Comisión de Agua, Alcantarillado y Sistemas Intermunicipales (Caasim), afirma que, en el caso de la zona metropolitana de Pachuca, se tiene un estudio hídrico, que permite saber dónde está el agua y cuánto cuesta traerla y distribuirla a los hogares.

Me quedé asombrado, ¿Desde cuándo cuenta Caasim con un programa hídrico para la zona de Pachuca? La pregunta parece nimia; sin embargo, el propio responsable del organismo, aseguró que también saben cuánto cuesta traer el agua, mil millones de pesos. Vaya, dichos así, pareciera que hay algo más que desidia.

Mil millones de pesos ¿mucho dinero? No, si consideramos que el problema de desabasto de agua, se resolvería de manera más profunda, diferente a lo que se realiza con el sistema de válvulas.

Si, las que se han instalado para poder garantizar el abasto de las localidades de la zona metropolitana, es decir los gastos de adquisición, instalación, mantenimiento y operación de las mismas, a las que se suma el de sustitución de aquellas que se dañan por el manipuleo ajeno, según denuncio el propio titular.

Argumentó el director de la Caasim, que además de todo, debe de existir un proceso de socialización del proyecto, además de la adquisición de los terrenos en los que se instalaría el sistema, pero, no dijo, al menos no lo escuché, cuándo es que se había desarrollado el proyecto, quien fue el responsable del mismo, entre otras cosas.

Explicaba que, por el tiempo, ya no le alcanzaba a esta administración desarrollar el proyecto; bueno, pensé, ya será la otra administración, quizá.

El agua es un bien indispensable para el desarrollo de la vida, sobre el agua se da también el desarrollo de la sociedad, la baja disponibilidad, permite que la sociedad se enfrente a problemas que ya sabía tenía, pero no en el grado que ahora se ha presentado.

Si la Caasim, ya estaba enterada del problema de desabasto, porque, también aseguró el responsable del organismo, es algo que se arrastra desde hace décadas, la pregunta entonces es casi natural ¿Por qué la actual administración no priorizó la solución de este desabasto? ¿Por qué esperar a que se agudice?

Cuando hablamos de políticas públicas hablamos de como los mandatos de las leyes se convierten en acciones programadas por parte de la autoridad. Ese, al menos en el caso del agua, no ha sido la decisión de parte del gobierno de Hidalgo.

El resultado, personas tomando las calles, manifestando su molestia por la baja disponibilidad de agua.

Buscando que el gobierno tome acciones que le ayuden a resolver el problema y el gobierno, vaya, explicando que el tiempo no alcanza, eso es plásticamente el actuar de la administración en temas que son sensibles e importantes para la población.

De muy poco sirve la explicación del director del organismo del agua, de muy poco, si consideramos, que haya o no haya agua en los hogares, las personas pagan el servicio y en muchos casos con intereses. Pagar por el mantenimiento de una red a la que no tienen acceso porque la disponibilidad es baja y, en ocasiones, por más de un mes no reciben agua, es una relación asimétrica y dolosa en la que el organismo gana, la gente pierde y la solución se pospone, porque lo que no hay es tiempo.

Lo bueno que Hidalgo es un gobierno que decide en función de la agenda 2030 y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de Agua y saneamiento declara que “la escasez de recursos hídricos, la mala calidad del agua y el saneamiento inadecuado influyen negativamente en la seguridad alimentaria, las opciones de medios de subsistencia y las oportunidades de educación para las familias pobres en todo el mundo. La sequía afecta a algunos de los países más pobres del mundo, recrudece el hambre y la desnutrición”.

No hay, no se ve por ningún lado, explicación real y significativa para el abandono de la realización de obras públicas para dotar de agua a las familias de la zona metropolitana y otros municipios de la entidad. Así que, las declaraciones del director de Caasim, son en todo caso, desafortunadas.

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