Este martes, Gerardo Sosa Castelán, el hombre fuerte y hacedor del Grupo Universidad, despertó en las instalaciones del centro penitenciario de alta seguridad de Almoloya bajo cargos federales, brindando con esto un respiro a la clase política local.

Un hombre creado a conveniencia del sistema siempre jugó bajo sus propias reglas, desde su liderazgo en la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH) estableció sus principios de poder, al cual se sumaron muchos.

El peso alcanzado en distintas etapas de la vida pública de Hidalgo, fueron fraguadas distintas asonadas de traición en su contra, aunque nunca tuvieron la contundencia suficiente para derrocarlo. Exhibidos quedaron Zenaido Meneses, Raúl Arroyo, entre muchos personajes más que en algún momento crecieron bajo su sombra.

La Unidad de Inteligencia Financiera es quien hizo ese trabajo al presentar en 2019 ante la Fiscalía General de la República tres denuncias por lavado de dinero, peculado y defraudación Fiscal. Además, le congeló cuentas por 151 millones de dólares.

El origen de los recursos dijo siempre que eran propiedad del Patronato Universitario y que la UAEH no tenía por qué ser una institución pobre. Todo esto se encuentra en el periodo de demostrarlo.

Como rector, secretario general o ahora desde la presidencia del Patronato Universitario, sabía que la mejor manera de hacer política era hacer obra. Esto se refleja en la calidad y funcionalidad de las crecientes instalaciones.

Hace algunos años en una feria del libro, un sorprendido escritor, en su primer visita a Hidalgo y con el que coincidimos en el estacionamiento de Ciudad Universitaria mostraba su extrañeza: “Seguro que esto lo controla un cacique, como dicen acá, ojalá muchas universidades tuvieran uno así”, afirmaba mientras recorría con el dedo los edificios hasta terminar en el polideportivo, donde hizo la presentación de su obra.

De acuerdo a la auditoría 2018 de la ASEH, rinde cuentas de más de 2 mil 600 millones de pesos con siete observaciones que no generaron recomendaciones. Los auditores hablan de obras en al menos seis planteles, además de equipamiento de laboratorios y además la compra de un terreno por 140 millones de pesos en Santiago Tulantepec.

Toda esa infraestructura finalmente constituye un patrimonio para los hidalguenses.

Y efectivamente al trascender la noticia, muchos mostraron cierto alivio por la captura y arrancó el juicio sumario a través de las redes sociales. El beneplácito fue primero para los priistas, quienes durante las últimas tres décadas se sintieron rebasados por la autodeterminación de Sosa Castelán, incluso de ser su presidente estatal.

Luego, de los morenistas quienes lo vieron como un riesgo para este naciente partido, aunque sí logró influir en el círculo de decisión, tanto así que colocó a su hermano Damián como candidato por Tulancingo y otras seis más.

A partir de ayer, la UAEH se convirtió en un delicioso bocadillo para todo tipo de apetitos tanto políticos como económicos y ahora le toca al secretario general Agustín Sosa, junto con su equipo, hacer sobrevivir ese poder generado a lo largo de cuatro décadas.

Nimiedades: Se está armando un frente al interior de Morena para rescatar las posiciones que dicen haber perdido con el Grupo Universidad. Será un punto de quiebre para checar las lealtades.