Nosotros y el ambiente
 
Hace (45) meses
 · 
Compartir:

¿Cómo es nuestra relación con la naturaleza? ¿Seríamos capaces de asegurar que es buena? No solo sería arriesgado, sería increíblemente absurdo tal afirmación. El deterioro, la devastación y la contaminación han sido la constante de los últimos 50 años del siglo XX y la primera década del siglo XXI.

Asegurar que lo que hacemos tiene sentido y rumbo, también suena arriesgado, no que las decisiones tomadas sean incorrectas, bueno algunas si lo son, pero las correctas, las adecuadas, no van acompañadas de acciones sólidas que las fortalezcan y las hagan prevalecer a lo largo del tiempo.

Nuestra relación con el ambiente es una relación que parte de nosotros y nos incluye a nosotros. Somos integrantes de ese ambiente, que, desde la perspectiva de la economía, decimos apropiar y transformar. Dos palabras equivocadas si nos apropiamos de lo que ya era nuestro y, transformamos destruyendo, lo que nos da sustento.

Mantenemos una relación de uso y desecho de los recursos naturales que consideramos, por la forma de nuestro consumo, como infinitos. Esa parte de nuestra relación es la más perniciosa de todas. La que más destruye y se encuentra a mitad del engaño del bienestar y el desarrollo.

A ello podemos empezar a agregar los demás desastres, la devastación de selvas y bosques, la contaminación de ríos, lagunas y represas. La pérdida en la recarga de mantos acuíferos, el crecimiento desordenado de las ciudades a manos de las empresas constructoras y las organizaciones clientelares al servicio del gobierno.

Entre otros muchos y, todos ellos, declarados defensores de la sustentabilidad. Uno de los grandes retos del futuro inmediato de la humanidad. La sustentabilidad, redimensionada y reconceptualizada de manera tal que nosotros mismos nos reconceptualicemos.

¿La sociedad ha cambiado? ¿Podemos explicar el cambio? ¿Tiene una nueva oportunidad? Para que la oportunidad exista debes tomar conciencia de la oportunidad. Ni siquiera la mención de la oportunidad es la certeza de la misma. La conciencia plena de ella es lo que la vuelve real y al parecer la sociedad no se ha percatado de esa parte.

Basta, para ello, ver los índices de movilidad que durante la pandemia se han registrado en diversos estados del país, Hidalgo es ejemplo de esa movilidad. No se ha logrado reducir de manera sustancial a pesar de los riesgos y la simulación gubernamental en cuanto a la protección en el transporte público. Si, estas también son decisiones que afectan nuestra relación con la naturaleza.

Es importante, señalarán lo que saben, que nuestras acciones reflejen comportamientos sociales que muestren un impacto positivo de la pandemia en la forma en que nos relacionamos socialmente, sin embargo, esto no sucede en el momento actual, desafortunadamente.

La sustentabilidad también exige cambios culturales, sociales, educativos, entre otros. Cambios que reflejen la adopción de una acción por la sostenibilidad. Pero no hay acción de conciencia que se enseñe, está es una decisión que el colectivo social debe adoptar.

Desde esa perspectiva, podríamos decir que algunas de las decisiones en materia de medio ambiente han fallado, por decir lo menos. Entre ellas la educación ambiental, si, esa que se enseña a las personas a vivir de acuerdo a principios de cuidado ambiental y de consumo responsable.

La gestión de residuos en el estado, sujeta a principios de insostenibilidad, nos son un buen ejemplo que eduque en el manejo adecuado de estos. La gente mira la lamentable gestión y se suma a ella, argumentando que nada de lo que haga por si sola tendrá resultado, si no es acompañada por las decisiones de la autoridad. En parte es cierto, al menos en parte.

Tenemos que cambiar, pero debemos de hacerlo juntos, construyendo desde la sociedad una nueva normalidad, alejada esta de cualquier discurso de gobierno y cerca, muy cerca de cada acción que implemente el gobierno. Acciones acompañadas de actividades, más que educativas, más que imitadoras de la escuela y sus formas de enseñar, más, porque la sociedad no es una escuela, es un ente multiforme, diverso, multicultural y encaminado al consumo.

Es importante cambiar nuestra relación, pero no solo en el contexto social, también en el económico, reconsiderar las actividades económicas, no solo por las empresas, principalmente por el gobierno. Necesariamente por el gobierno de tal manera que se ponderen las actividades encaminadas a la sustentabilidad y a la conservación de los recursos naturales, siempre en función del bienestar de todos.

Sin embargo, en un país donde se apuesta por la eliminación de energías renovables, es casi imposible hablar de educación para sostenibilidad, menos si en ese país el secretario de medio ambiente, no intercede por las políticas de sostenibilidad frente al presidente de la República, ni muestra siquiera preocupación por las decisiones adoptadas.

Necesitamos cambiar. Pero ello implica que el gobierno cambie también, más allá de su discurso de transformación, más allá de su empecinamiento en una transformación que se antoja necesaria, pero que no es conducida con la serenidad ni la prudencia ideal.

Porque si hablamos de una transformación, lo ideal es que se transforme la visión de la economía mexicana. Que se pretenda diferente, pero, sobre todo, profundamente enmarcada en las demandas de conservación, en las necesidades de conservación. Esas necesidades que están plásticamente mostradas a lo largo del estado de Hidalgo, una a una en cada región de la entidad.

¿Cómo es nuestra relación con la naturaleza? Inadecuada, encaminada al desastre ambiental, a la pérdida del derecho humano a un ambiente sano y libre de contaminación y devastación. Y si perdemos ese derecho, perdemos todos los demás. Nunca como ahora esta realidad es tan evidente.

Nunca como ahora, lo evidente nos ha marcado el rostro y nos muestra que nuestra relación con el medio no es más que un desastre.

Necesitamos cambiar, desde cada rincón de la sociedad, desde donde se estudia, se trabaja, se vive o se produce. Necesitamos cambiar y tomar decisiones sociales reales, válidas y, sobre todo, validadas por el acompañamiento de la autoridad. Ese es el cambio que en medio de discursos y ocurrencias se les olvido promover.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Política actual impide el desarrollo: Marivel Solís
Por Gerardo Ávila . 24 de mayo de 2016
Por Gerardo Ávila . 9 de agosto de 2017
Por Federico Escamilla . 12 de febrero de 2018
Por Gerardo Ávila . 30 de noviembre de 2015

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad