Esta semana el chef Aquiles Chávez escribió un tweet en donde pedía que se apoyará a la industria cervecera con el hashtag #ConLasChelasNo y hace una clara referencia a que no debiera declararse ley seca en el país, ya que muchas familias dependen de esta industria.

Todo esto sale a colación debido a la noticia que se da derivado del anuncio que emite el gobernador de Nuevo León en donde comenta que, ante el cierre de la producción de las empresas cerveceras, se detiene la distribución y por consecuencia la venta de bebidas alcohólicas. Aquí el pequeño gran detalle que obviamente el gobernador no pensó antes de emitir su declaración, ¿a cuántas pequeñas y medianas empresas que producen cervezas artesanales en el país les puede afectar el que ya no se vendan más sus cervezas? Comentó que este es un tema que ya se platicó con la autoridad federal y con los demás gobernadores para que se aplique a nivel nacional.

En el caso de la cerveza artesanal y con información de la Asociación de Cerveceros Artesanales de México (Acermex) a finales del 2018 ya existían en nuestro país 940 empresas que generan 6 mil 373 empleos, el valor de las ventas de este sector representan mil 174 millones de pesos y su mercado es prácticamente nacional ya que únicamente se exporta el 3.70 por ciento de la producción. Además, al ver las estadísticas, la cerveza artesanal se consume en su mayoría en las entidades donde se produce con el 75 por ciento de las ventas.

En caso de que se llegue a tomar una medida como la ley seca no únicamente estaría impactando la venta de cerveza artesanal/industrial mexicana si no a todos aquellos productores de cebada que venden su cosecha a las cervecerías. Para los que conocen los llanos de Apan, en Hidalgo, saben a cuántas familias puede afectar esto.

De igual manera, si se decreta a nivel nacional la ley seca se estará poniendo en riesgo a la industria vitivinícola. Este sector, en 2018, según datos del Consejo Mexicano Vitivinícola contaba con 200 empresas y actualmente tiene presencia en 14 estados de la República que producen 2 millones 400 mil cajas al año y con ello se contratan a 500 mil jornaleros agrícolas. De este tamaño será la crisis en este sector si se cancelan las ventas de bebidas alcohólicas.

Son tiempos muy difíciles y si bien hay que cuidar a las familias y la salud de las mismas, también hay que ver por la economía, estamos ya sintiendo los estragos de la suspensión de actividades y se avecinan tiempos muy complejos y para muchos será la supervivencia. El barco se hunde y en la medida en que se puedan equilibrar las decisiones, será mejor para el país.

Esperemos que después de todo esto podamos salir adelante y continuemos produciendo, vendiendo y generando empleos. Ojalá que este fin de semana se anuncien las tan deseadas y urgentes medidas de apoyo a los micro y pequeños empresarios.

De antemano, se sabe que no hay dinero que alcance ante la magnitud de lo que se avecina, pero algo es algo. En cuanto a la ley seca esperemos y analicen bien las repercusiones que tendría implementarla. Si bien no hay que hacer reuniones ni abrir bares y antros, el que las tiendas de autoservicio puedan seguir vendiendo cerveza y vinos ayudaría a muchas familias. Aquí si aplicaría decirle al Bronco: “No me ayudes compadre”.