No es complot, doctora Sheinbaum
 
Hace (25) meses
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El 24 de enero pasado, servidores públicos que laboran en el Instituto de Atención a Poblaciones Prioritarias, IAPP, dependiente de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México, presentaron una queja en contra de su directora, Nadia Troncoso Arriaga.

El documento, presentado ante la Dirección General de Resolución a la Demanda Ciudadana, denuncia que, desde el arribo de esta funcionaria a la IAPP, se desataron “violaciones a los derechos humanos y a las garantías individuales, tanto de personas indigentes como de servidores públicos que laboran en el Instituto”.

Según el escrito presentado el 24 de enero, los maltratos físicos y verbales comenzaron con el arribo de la directora, quien se refiere a las personas indigentes como “changoleones” o “pokemones”.

Un servidor público relató que durante las jornadas de vacunación en la Preparatoria No. 9, se le destinó a la puerta de acceso a personas con movilidad disminuida y casos especiales. Al darle entrada a una persona enviada desde el filtro del acceso principal a la carpa de casos de especiales, el empleado sintió que alguien le pegaba con fuerza en un hombro con la punta de los dedos.

“Cabrón –le dijo Troncoso–, ya te dije que por aquí solo entran personas con movilidad disminuida, pero tú me haces un puto desmadre, haces puras pendejadas”.

Según otro servidor, cuyo testimonio fue recogido por el columnista, las agresiones han sido constantes y han llegado a pasar de la violencia verbal a la violencia física.

Un empleado reclamó a la directora el trato que le daba a sus compañeros, a quienes llamaba “mongoles” y “losers”. En represalia, la funcionaria lo relevó de las actividades para las que había sido contratado y lo envió al Centro de Asistencia e Integración Social Coruña. “Mi formación académica no estaba encaminada al perfil que necesitaba el puesto que se me asignó”, afirma el servidor público.

Acudió a ese sitio, sin embargo, y fue testigo de hechos que la periodista Azucena Uresti dio a conocer hacer unos días: los malos tratos, las condiciones de horror e insalubridad en las que se mantiene a las personas en situación de calle:

Durante las jornadas de vacunación, “justificando que estaba nerviosa por la visita de la doctora Sheinbaum”,

Troncoso “pendejeó y humilló” a los trabajadores “frente a gran parte del equipo de otras dependencias, sin que nadie interviniera por temor a represalias de ella”.

Existen chats y audios en donde la directora humilla e insulta a su equipo. Las denuncias fueron presentadas ante la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (expediente 21/7575), pero los quejosos no recibieron respuesta. Después de meses, decidieron denunciar ante los medios. Un segundo servidor relató al columnista:

“A las y los trabajadores del instituto, administrativos, técnicos y operativos, sin importar el vínculo laboral con el que cuente, nos mantiene bajo amenaza de despido, haciendo uso de agresiones verbales y a veces físicas.

Los insultos, las faltas de respeto y las descalificaciones son pan de todos los días”.

De acuerdo con los testimonios, un día después de haber sido notificada de los escritos de queja presentados en su contra, Nadia Troncoso dio de baja a varias personas “sospechosas de haber llevado estos escritos”.

“Queremos precisar que nuestra inconformidad es contra la directora, solo con ella, no con el gobierno de la ciudad. Queremos seguir laborando, pero en buenas condiciones”, sostienen los trabajadores.

Sus quejas son públicas, han sido presentadas en instancias diversas y están ahí: no forman parte de un cónclave de altos jerarcas conservadores para atacar la carrera hacia la presidencia de Claudia Sheinbaum.

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