Nadie, pero absolutamente nadie, se ha puesto al frente de las marchas y manifestaciones que recién comenzaron contra el alza de las gasolinas en México. Nadie porque salvo algunas organizaciones locales en diferentes partes del país, los actos de protesta son muestra de que surgieron de una genuina indignación contra las decisiones gubernamentales.
Me llama la atención, insisto, porque ni siquiera los políticos, esos personajes que siempre ven la oportunidad de sumarse a cualquier cosa que huela a votos futuros, se han dado una vuelta por los actos de protesta en calles, carreteras y estaciones de servicio de por lo menos 16 ciudades de México.
Al PRI no le quedó otra opción que ponerse del lado del presidente. ¡Faltaba más! Pero ni el PAN, ni el PRD ni otros partidos han querido dar la cara fuera de las cámaras de diputados y senadores, desde donde lanzan exclamaciones de indignación contra el gasolinazo y exigen comparecencias y explicaciones. Tal parece que los políticos de oposición, sobre todo los de aquellos partidos que apoyaron la reforma energética, no están muy dispuestos a intentar tomarse la foto con los ciudadanos.
Pero me sorprende que no haya otros grupos al frente de los movimientos. Ni sindicatos, ni organizaciones de alcance internacional ni grupos universitarios. Nadie. Queda claro que la indignación general es tanta que cualquiera que intente ponerse al frente de un movimiento contra el alza a las gasolinas corre el riesgo de terminar lastimado.
Lo único que queda es esperar a ver si se conforma un comité organizador, un comité de lucha, que intente coordinar las protestas, o si las manifestaciones siguen su curso de manera independiente.