En memoria de la mejor hermana

Podemos asegurar que los diálogos que ha mantenido la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales con el Frente no a la Minería por un Futuro de Todas y Todos, allá en el estado de Oaxaca, permite asegurar que los avances en el tema, no son como los pinta la Secretaría de medio ambiente. Esto, porque ha privilegiado un asunto por encima de los muchos asuntos que y desastres que la minería ha generado en el país.

Basta con volver el rostro y darse cuenta que nadie, ninguna de las empresas que se dediquen a la minería, puede, ni de lejos, hablar de sostenibilidad.

La minería jamás logrará un estatus de sostenible, toda vez que, en su desarrollo, se requiere la destrucción de cientos, de miles de metros cuadrados de territorio; está, al final del día, es una afirmación que los expertos han sostenido de manera contundente frente a esta actividad económica.

Y es que, para la minería, no importa lo que está arriba, importa los que esta abajo y en nombre de eso que llaman progreso y bienestar se han destruido espacios ecosistémicos en diversos lugares del país.

Aquí vale la pena resaltar el hecho de que la reunión se da en función de una instrucción del presidente de la república y no en cumplimiento de las atribuciones legales de la secretaría, son dos momentos distintos, atender por instrucción y dejar de atender por atribución, implica que se desconoce el terreno en el que se trabaja, en el que se toman decisiones.

La propia secretaría asegura que «inició el acercamiento a través de mesas de diálogo con autoridades y pobladores de la región de Valles Centrales, además de la vinculación con otras dependencias federales», en atención a la instrucción presidencial.

En el caso de Hidalgo, no ha existido una instrucción en ese sentido, no al menos para revisar cada una de las empresas mineras que operan en la entidad, losa impactos generados y los daños que su actividad puede generar al ambiente y a la salud.

La minera Autlan, la que por siempre ha sido acusada de daños ambientales e impactos en la salud de las personas, la misma que sigue operando sin ser revisada por la autoridad ambiental federal. A pesar de que las comunidades han manifestado su preocupación por los daños, hay un silencio en torno a su operación.

Las empresas cementeras, las que impactan los lugares de las comunidades, las que han destruido, pero se nombran sustentables. Las mismas que han sido constantemente acusadas por los movimientos ambientalistas de incinerar desechos e impactar negativamente el aire.

Desafortunadamente, no ha habido una instrucción presidencial que permita que la Semarnat tome cartas en el asunto y empiece a revisar cada uno de los impactos generados en el ambiente y los riesgos que a la salud de las personas se han provocado.

Está pendiente la gestión real y oportuna de la declaratoria de emergencia ambiental en la región de Tula, la revisión puntual del tipo de contaminantes que se generan en la zona y los impactos que tienen en las personas.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales tiene en sus manos una serie de desastres ambientales y de impactos acumulados que deben ser revisados en atención a las propias atribuciones, de acuerdo a sus responsabilidades.

Es tiempo de actuar, de revisar una y otra vez lo que se desea para el futuro, lo que se debe construir cotidianamente en favor del ambiente y de la gente, porque esa es la manera de asegurar el bienestar y el verdadero progreso.

Es decir, más allá de las instrucciones presidenciales, hay un mundo por recorrer, el de las políticas públicas ambientales, las que se deben de construir en la medida de las necesidades nacionales y los compromisos internacionales adquiridos por el Estado mexicano.

En ese marco es en el que la Secretaría de Medio Ambiente debe informar lo que hace: ¿Qué políticas ha construido que respondan a los desastres ambientales generados por las empresas mineras a lo largo y ancho del país? ¿Cuáles son las medidas que ha adoptado para frenar el desastre ambiental que han llevado a las comunidades y a los ecosistemas?

Esperamos que, si al menos no hay acción por atribución, se reciba pronto una instrucción presidencial.