MEMORES SUMUS VESTRI SUM
 
Hace (43) meses
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Para Laura, por las risas.

 

1: Cuando un poeta se marcha de tu vida los malares pasan a ser cachetes, el hogar una casa, los senos son simples chichis, los versos se convierten en mensajes de texto, las lecturas se vuelven chismes de vecindad, los sueños pasan a ser ocurrencias y las Caliopes y Nimues pasan a ser Karen y Raquel, el movimiento poético se retira y le da paso al sexo, la risa al dejar que el amor te haga se vuelve silencio, cuando un poeta se va se lleva el café en el paladar y queda un sabor amargo, los libros cambian a simples hojas en blanco, y los besos en la frente mutan a intentos fallidos en labios, la Hoya kerrii se convierte en rosa, los sillones no tienen manchas y las sabanas abandonan el rojo para ser blanco amarillento que huele a lavandería, Beethoven cambia a otro género musical, cuando un poeta se va la pintura se vuelve un poster de revista, la descripción de un cuerpo, pasa a ser un estás bien rica, y el erotismo en postick pasa a emojis de te quiero mucho, los viernes culturales pasan a fiestas con alcohol, y las cejas despeinadas en delineado permanente, el fuego de las 2 de la mañana al frío invernal de quien te dice amar y no sabe decirlo, todo se marchita si un poeta se aleja, jamás vuelves a ser la misma. Pero una vez cada mil años, un poeta descubre que su luz, una sola mujer la encendía, también ocurre a la inversa; cuando la mujer se va, se convierte en muerte lo que antes era vida.

2:La amistad me la mostraron los Ruvalcaba, los Mayorga, los Alarcón, las Costal, los Vallejo, los Tellechea, los Sánchez, los Nájera, con ellos aprendí a ser amigo, sus manos y sus oidos me mostraron el camino de la confianza, donde no habitan las mentiras, en cambio el amor me lo mostró una joven que decidió alejarse, de ese amor no se vuelve más fuerte, si a caso logras regresar lo harás completamente solo y no podrás recordar quién eres.

3: Que buen sexo teníamos, me hacía sentir que la hacía sentir, y yo que pensaba que el amor nos hacía, entregándome por completo a la caricia cruel que después me abandonaría. Preferiría nunca haberlo hecho a tener que aprender a vivir con lo que me hizo sentir al grado de no venirme las dos últimas ocasiones, para seguir besándola, abrazándola, viéndola reír por alguna de mis tonterías, si eso no era amor, entonces no sé qué esperaba de un pendejo como yo.

4: Los textos que escribía a los 14 años. No sé si reír o llorar. Juro que esta vez no estaba tomado, es difícil creer algo así; es más, ahora que recuerdo, yo debía estar tomado a esas horas. No recuerdo por qué no tomé. Bueno, después tendré que reponer el día. El punto es que no había bebido nada. Nos encontrábamos en la mesa, la envidia, la melancolía, la soledad, la rutina, la pasión, la amistad, la mentira, la venganza, el amor, el odio y su sencilla  servilleta representando a la lujuria. La reunión era bastante agradable, todos nos estábamos divirtiendo, a excepción de la envidia, que trataba a como diera lugar de arruinarnos la fiesta. El amor que es muy tímido, decidió sentarse lejos de la plática central. La amistad trabajaba con cada uno de nosotros, llevó las estrategias grupales y nos habló de lo importante que es la unión; la envidia sólo trataba de llevar la contra. A 2 horas de empezada la  tertulia, el amor empezó a cruzar algunas palabras con el odio; la pasión mientras tanto contaba anécdotas con mucha alegría, actuaba, cantaba y cruzaba miradas con todos. Yo cauteloso y desdeñoso olfateaba, posibles huidas y demás cosas que pudieran ocurrir. La melancolía, que había llegado acompañada de su hermana la soledad, se notaba algo incómoda, después de 3 horas comenzó a llorar, su hermana trato de cobijarla, pero sólo empeoró las cosas, la amistad llegó y le tendió una mano para poder estár todos en calma. El amor mientras tanto ya platicaba con la pasión, se percibían ligeros roces pero nada que realmente importara, a ellas se les unió la amistad, y más adelante la rutina, que siempre mandaba por delante a la mentira, como para que le abriera paso y pudiera colarse, le fue difícil, pero después de algún tiempo pudo lograrlo. Estando ahí la rutina, la plática ya no parecía tan interesante, la amistad pudo librarse e ir a charlar con cierto temor, la pasión fue bastante rápida y salió de ahí antes que ninguna, pero el amor no pudo salir del triángulo. La mentira le dio de beber no sé qué rayos, el amor quedó vencido mientras la rutina buscaba círculos donde instalarse. Yo, –ahora lo recuerdo, no sólo estaba bebiendo, creo que también me metí alguna hierba fina– le hacía la plática a la pasión, que era la más guapa en esa reunión, le dije algunas cosas al oído, y ella reía dejándose rozar los labios por los míos. El amor después de algún tiempo se pudo levantar, y acompañado de su primo cercano el odio y la hermana de éste, la venganza, tomaron valor y se dejaron ir contra la mentira y la rutina, se armó tremenda trifulca que la mayoría de los invitados terminaron padeciendo. En el despiste pude follarme a la pasión; la melancolía me dio bastante lastima y me la cogí; le rocé los senos a la amistad con cierto derecho; por cierto (que buenas nalgas tiene la mentira), y también aproveché para sacarle el teléfono a la rutina y a la envidia. Salí de ahí con la soledad, llegué a casa y contesté el celular, era la nostalgia preguntándome si no estaba conmigo su hermana, recuerdo haberle dado el teléfono de la mentira, para ver si ella podía ayudarla.

5: Escriban sus comentarios, críticas y más críticas y nada de elogios a: [email protected]  twitter: @Vidal_Evans

 

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