Viene un segundo brote del Covid-19 en el país y en Hidalgo prevalece un sentimiento de aquí no pasa nada, aquí por ser provincia, todavía podemos hacer nuestra feria patronal, podemos hacer pachangas multitudinarias y acudir a bares sin remordimientos, aun cuando muere uno de cada seis infectados.
Las redes sociales se han convertido en capillas ardientes porque a todo momento existe el rezo, el lamento por la nueva pérdida de un ser humano ejemplar. Y aun con esto, nadie cobra conciencia, desde la manga ancha obsequiada por el gobierno en sus distintas modalidades, como por la inconciencia de las propias familias.
Gracias a esta forma de enfrentar la pandemia, el covid se han convertido en la primera causa de muerte.
De acuerdo a la página Covid Hidalgo, que actualiza el gobierno estatal, existen más de 15 mil hidalguenses infectados y para dimensionar el número, diríamos que es el equivalente a la población total de Mineral del Monte, la cuna del exgobernador Jesús Murillo Káram.
Quien, por cierto, poco contribuye en la causa, al resultar que su hospital privado, uno de los más caros del estado, es cien por ciento mortal. Encontró la Secretaría de Salud que paciente que llega infectado por covid, muere.
Algo parecido sucede con la clínica Marfil, allá en donde atendían a los empleados del ayuntamiento de Pachuca cuando el priista Eleazar García era alcalde.
En fin, existen más de 2 mil 360 personas fallecidas por el covid en nuestra entidad y con cuentas simples encontramos que de cada seis enfermos, uno muere.
La línea de casos registrados desde el 19 de marzo y hasta la fecha siempre es ascendente, en ningún momento nos ha mostrado alguna meseta que hable de estabilización o mejoría.
Esto alarma a cualquiera, no así a los organizadores de la vida del estado, porque si bien la economía no se puede detener más tiempo, las reglas sanitarias deben ser muy claras.
El Hoy no Circula parece una contraprestación para los policías estatales que inventan pretextos hasta desconocer las actividades esenciales para buscar arreglos pintados de corrupción.
Urge un golpe de timón en las políticas de salud, porque no podemos permitir más muertes. La experiencia ya nos mostró que nunca fue buena idea despedir al secretario de Salud justo en la entrada de la crisis; como tampoco fue atinado elegir a un funcionario en su lugar del que nadie recuerda su nombre y apellido. Gattel, a favor o en contra, ya es ícono covid.
Por necesidad, el cuarto de guerra debe enfrentar a este enemigo que nos está matando, pero dirigido por especialistas en salud, no mercadólogos que solo venden fantasías para los fantasiosos. Ya vimos que tener el hospital inflable más espectacular de América Latina y ser promotor de la vacuna con los suizos de poco o nada nos ha servido, de momento sólo necesitamos salvar vidas.
Hace algunos días en el tianguis de Ixmiquilpan, una joven enfermera llevaba una caja con un letrero muy visible que decía: El remedio milagroso contra el covid. Para sorpresa de los interesados, les mostraba el interior que contenía solo los cubre bocas que regalaba y una botella de gel. Esta ingenuidad era premiada por los curiosos con una sonrisa.
Así tenemos que recurrir a actos reflexivos, hay que llamar a empresarios, sociedad organizada, ejidatarios, productores, mecánicos, en fin, a todos, para que se sumen a una cruzada estatal contra el covid. Que unos pesos en las arcas municipales no pesen más que una vida.
Y en estos tiempos de desesperación, vale la pena recordar al padre José Barón Larios, que les decía sus feligreses, antes que maldecir la oscuridad, hay que prender una lucecita.
Nimiedades: La elaboración del presupuesto 2021 ya borró muchas cantidades, principalmente de organismos descentralizados, sí, de aquellos que gastan sin un propósito claro y social, al menos eso dicen.
