Me cae que los hidalguenses somos la verdadera verdura del planeta. Desde lejanas tierras y a más de 10 mil kilómetros de distancia nos llegan noticias de la República Checa donde reconocen la decisión de las autoridades de darles cubrebocas a todos los trabajadores que desarrollan actividades esenciales para que estén protegidos durante su jornada y eviten contagios del maldito coronavirus.

Qué chingón que desde un país tan distante y con una cultura totalmente diferente a la nuestra se hayan fijado en Hidalgo y en los cubrebocas que usan los policías, los conductores del Tuzobús, los encargados de sanitizar, quienes cubren guardias en oficinas, elementos de Protección Civil, es decir todos los que colaboran para ayudar a la población a mantener la sana distancia, a lavarse las manos y sugerirles que se queden en casa.

Llama mucho la atención el video en el que la joven encargada del reconocimiento tiene en las manos el cubrebocas que distribuye el Gobierno, lo que nos plantea varios cuestionamientos.

¿Nos estarán vigilando? ¿Cómo chingados llegaron los cubrebocas hasta República Checa? ¿Los mandaron por correo aéreo o fue un propio hasta allá a entregarlos?

Y parafraseando al filósofo michoacano quien atinadamente afirmaba, “haiga sido, como haiga sido”, lo cierto es que, en estos momentos de desesperación de algunos sectores de la población, que ya están hasta la madre del encierro y la falta de lana y que incluso ha llevado a las agresiones a médicos, enfermeras y a los propios funcionarios, debe ser muy reconfortante que la organización #Masks4All, dedicada a proteger a la humanidad del coronavirus envíe un reconocimiento de esa naturaleza.

Ciertamente que los cubrebocas que distribuye el Gobierno de Hidalgo a sus trabajadores son lindos, protectores y cumplen la función de tratar de mantener a la raya al puto coronavirus.

Pero lo que llama la atención es que en el video se muestran también los cubrebocas bordados por las artesanas de Tenango, esos sí que están de poca madre.

Vaya reconocimiento a estas mujeres que, superando sus limitaciones y la falta de trabajo, decidieron montarse a las acciones para contener los contagios y bordaron con esas figuras únicas en el mundo los cubrebocas para poner su granito de arena ayudando a la protección de los hidalguenses.

Desde luego que el importante reconocimiento también alcanza a doña Josefina Tavera, indígena otomí creadora de los icónicos bordados de Tenango, quien lamentablemente falleció hace una semana.

Así que en medio de la desesperanza por esta pandemia que a Hidalgo lo tiene aún esperando lo peor de los contagios, con mil 439 casos positivos y 240 defunciones, una economía colapsada, aquí donde los supuestos recursos federales que había prometido el Ejecutivo para el pueblo bueno y sabio, nomás no terminan de llegar, donde el gobierno del estado está tratando por todos los medios de ayudar a los hidalguenses echando mano de toda clase de estrategias, es un alivio que alguien a un chingo de kilómetros de distancia reconozca a Hidalgo.