La Semana del estudiante
 
Hace (48) meses
 · 
Compartir:

Por ahí de mediados de cada año escolar –entre los meses de junio y julio ya que en ese entonces no se cursaban semestres sino años completos– se realizaba en el Pachuca de mi generación, la llamada semana del Estudiante, que era muy esperada, entre otras cosas porque había suspensión de clases. Todo se anunciaba con el inicio de la campaña para elegir a la reina de los estudiantes, postulada por algún grupo de alumnos, regularmente de los cursos de Preparatoria –cuarto o quinto en la nomenclatura del Instituto y primeros años de la Universidad– para conseguir el voto los partidarios de cada candidata, se organizaban desayunos con tamales y atole, se regalaban lapiceros con el nombre de la aspirante y desde luego se organizaban tardeadas, muy concurridas por cierto.

Las tardeadas, eran una especie de bailes amenizados con grupos musicales u orquestas en el mejor de los casos, que se llevaban a cabo entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche, efectuadas regularmente martes o jueves, que eran los días con menos clases vespertinas; el sitio preferido para realizarlas era el salón “El Retiro” –en el cruce de las hoy calles de Pino Suarez y Agustín Torres Cravioto– frente a la entrada del Estadio Deportivo –Hoy sede de la Escuela Normal del Estado– que era en ese entonces el recinto ferial de Pachuca. Como olvidar aquellos atavíos clásicos: las muchachas portaban regularmente falda tableada, jersey o sweater de grecas y zapatos de piso con tobilleras, en tanto que los hombres vestían sweater vanlon de vivos colores, pantalones tornasol o de mezclilla y mocasines, con tobilleras blancas.

La “Semana del Estudiante” que era en realidad asueto de diez días, comenzaba con la ceremonia de coronación celebrada el primer sábado por la noche en la enorme sala del Cine Reforma, era un acto eminentemente protocolario; daba principio con la llegada de la reina saliente y sus princesas, recibidas a los acordes de la marcha Aída, de Verdi, interpretada por la Banda Sinfónica de Estado, dirigida invariablemente por el maestro Gonzalo Domínguez, posteriormente hacia su arribo la nueva corte de bellezas, que era seguida por la Reina electa quien tras sentarse en su trono, era coronada por el Director del Plantel en medio de porras y vítores de la muchachada, en seguida se pronunciaba el florilegio –regularmente un extenso poema– que corría a cargo de algún reconocido maestro o alumno triunfador en los certámenes de oratoria estudiantil y todo terminaba con la presentación de algún espectáculo manejado por el profesor de educación física, Alfonso García. Concluida la ceremonia se realizaba el baile de coronación ya en los salones de Club Rotario de Pachuca ya en el llamado Casino de la Reinas en el recinto ferial de la calle de Pino Suarez.

Al día siguiente, domingo, se efectuaban encuentros deportivos en los que el Instituto  participaba compitiendo con escuadras de otros planteles o equipos de prestigio. Por la tarde se organizaban chuscas corridas de toros o jocosos  jaripeos, en los que tomaban parte alumnos y, en algunas ocasiones, maestros. ¡Como no recordar aquellos ocurrentes carteles, exhibidos en los aparadores de la ferretería “La Brocha” donde se ridiculizaban a quien formaba el elenco sui géneris de aquellos actos!

El lunes continuaban los festejos deportivos y culturales para proseguir el martes con el “Paseo del Perro” y la coronación del Rey Feo que, como la elección de reina de la belleza, se hacía unos días antes del inicio de la “Semana del Estudiante”, y por la tarde de ese mismo día, el concurso de disfraces que era un portento de creatividad e imaginación.

El miércoles, quinto día de los festejos, se destinaba los torneos interiores, de box o lucha, entre alumnos y a veces, encuentros de futbol o basquetbol, sostenidos entre profesores y alumnos; también se realizaban partidos de futbol, basquetbol. Jueves y viernes eran dedicados al paseo del estudiante, que se llevaba a cabo en algún balneario, playa o a cualquier otro centro turístico: Cuántas veces aquellos paseos no terminaron con alumnos arrestados o perdidos debido a la gran francachela que organizaban, debiendo intervenir el director del Instituto y en algunas ocasiones hasta el propio gobernador del Estado.

Todo finalizaba con el baile blanco y negro, de gran gala, celebrado el sábado siguiente al de la coronación de la reina, considerado como uno de los mejores eventos anuales de la sociedad pachuqueña, que era amenizado  con las más reconocidas y afamadas orquestas del momento en México y en ocasiones con importantes variedades protagonizadas por los artistas de moda. Su organización era meticulosamente cuidada, a efecto de que no se cometieran desmanes de ninguna naturaleza por los asistentes, entre los que se encontraban estudiantes de las carreras de Medicina y Derecho, cuyos primeros años, se cursaban ya en las instalaciones de Máxima Casa de Estudios.

La ampliación de la matrícula en los años setenta, la desaparición de la secundaria de los estudios universitarios y el surgimiento de nuevas carreras y licenciaturas, fue cambiando las costumbres del folklore estudiantil, hasta extinguirlos por ahí de los ochenta, para dar paso a otros usos, hoy aquella tradición, es ya  solo motivo de gratos recuerdos para quienes la vivieron. Queda así cumplido el deseo de los muchos lectores, que me solicitaron escribir sobre estas añoradas evocaciones, materializadas también con la imagen que ilustra esta entrega que corresponde a la coronación de una de las reinas Institutenses.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 2 horas
title
Hace 2 horas
title
Hace 2 horas
title
Hace 3 horas
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Política actual impide el desarrollo: Marivel Solís
Por Gerardo Ávila . 24 de mayo de 2016
Por Gerardo Ávila . 9 de agosto de 2017
Por Federico Escamilla . 12 de febrero de 2018
Por Gerardo Ávila . 30 de noviembre de 2015

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad