La primera consulta nacional
 
Hace (64) meses
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Andrés Manuel López Obrador tomó esta semana un compromiso de enorme trascendencia no solo para el gobierno que encabezará a partir del primero de diciembre sino, propiamente, para el derrotero que tomará México en los próximos años.

López Obrador asumió el compromiso público de realizar una consulta nacional con tres temas de enorme importancia. La resolución con un SÍ o con NO a tres preguntas clave determinará en cascada procesos que marcarán en definitiva el rumbo de la nación.

Durante una entrevista transmitida en Aristegui Noticias y Grupo Radio Centro, se frasearon las tres preguntas que se realizarán en el primer trimestre de 2019:

“¿Crees que AMLO deba tener un grupo asesor de empresarios en el que participe Ricardo Salinas Pliego (TV Azteca), Bernardo Gómez (Televisa) y Olegario Vázquez Aldir (Grupo Imagen), entre otros?

“¿Crees que el Presidente debe promover que se juzgue -para que haya justicia y no sólo se persiga a chivos expiatorios- y se revisen las responsabilidades en delitos de corrupción a Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto?; y

“¿Crees que el Presidente de la República debe promover o no una Guardia Nacional para México?”.

El ejercicio democrático se realizará el próximo 21 de marzo, según lo reveló López Obrador en entrevista con Azucena Uresti en Milenio Televisión, transmitida ayer por la noche. La noticia sobre la realización de esta consulta nacional sufrió -digámoslo así- un subregistro en buena parte de la prensa mexicana y de manera más clara en las principales televisoras. Por lo menos en los noticieros estelares en los medios electrónicos representados por los tres empresarios que estarán en la boleta del 21 de marzo omitieron a sus audiencias que el Presidente electo había asumido un compromiso de tal envergadura. En ninguno se informó ni media palabra de lo que López Obrador había dicho por la mañana. El derecho que tiene la sociedad a estar informada, una vez más, fue pisoteado.

Andrés Manuel López Obrador atraviesa el pantano de la realidad con cálculo milimétrico. Envía señales que pueden parecer contradictorias pero que a la vez va resolviendo según se presentan.

Frente a la fuerte reacción que ha generado su postura de que es mejor “perdonar a los corruptos” y poner “punto final” a la horrible historia de México en materia de corrupción política, abrió paso a que a una consulta nacional sea la que defina si se promueven o no procesos para investigar delitos de corrupción del más alto nivel en los que pudieran estar involucrados los ex presidentes de México. López Obrador decide, con esto, dar un vuelco a la historia. Dejar en manos de la sociedad una buena parte del destino de México.

López Obrador se debate hoy entre el deber ser y lo que le impone una realidad plagada de poderosos grupos de interés y entramados muy extendidos de corrupción e impunidad arraigados a lo largo de la historia. Que AMLO haya invitado a su casa a comer a Peña Nieto el mismo día en que se comprometió a realizar la consulta nacional -que incluye la posibilidad de juzgar a EPN- es algo que despierta todo tipo de suspicacias. Como no hay información sobre si la cita se gestionó el mismo día, en una suerte de control de daños, o estaba planeada con anticipación, lo que queda es interpretar y dejar el tema al libre juego de las especulaciones.

Nadie en su sano juicio desearía que la promesa principal del presidente electo de México de transformar la vida pública del país fracase, salvo aquellos que no quieren ver perdido un régimen injusto, corrupto y rapaz que los favorece. Andrés Manuel López Obrador está jugando la partida más importante de la historia. No tiene derecho a fallar. Tendrá que hacer valer la enorme capacidad y liderazgo políticos que ha demostrado y que le han permitido sobrevivir, por décadas, a los peores ataques.

¿Queremos que México inicie procesos de revisión judicial a los ex presidentes con todo lo que ello implica? ¿Queremos una Guardia Nacional como la que se nos ha planteado? ¿Queremos a las televisoras como asesoras del Presidente? ¿Sí o no queremos un camino o queremos otro?

La moneda está en el aire. López Obrador -con la consulta nacional del próximo 21 de marzo- ha decidido que quien debe decir “Águila o Sol” es la sociedad mexicana. De lo que resulte, sabremos de qué tamaño será la cuarta transformación que se ha prometido.

 

Carmen Aristegui
Agencia Reforma

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