El pasado 5 de septiembre, en Hidalgo comenzó un sexenio más: el gobernador constitucional número 34 de nuestro estado resultó electo en las urnas el pasado 5 de junio y fue declarada válida la elección por el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH) el 12 de junio. Posteriormente, y luego de haberse impugnado el resultado de la elección, el Tribunal Electoral del Estado de Hidalgo (TEEH) confirmó los resultados emitidos por el IEEH y, finalmente, fue resuelta en definitiva la impugnación de la elección el pasado 2 de septiembre por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Además de la alternancia de partido que significa este cambio de gobierno electo en las urnas, hay que resaltar el tránsito post electoral que sobre el proceso hemos atestiguado.
El resultado de la elección fue impugnado, como una parte natural y sana de nuestra democracia, y esta controversia encontró, en las instancias legales, el espacio para ser oída y resuelta la inconformidad gracias al diseño jurídico electoral del que goza nuestra entidad y nuestro país, la cual está constituida sobre instituciones electorales autónomas que, con imparcialidad en cada instancia, resolvieron la controversia.
Por lo que hace al proceso local 2021-2022, lo que sigue es que el Consejo General del IEEH determine en los días siguientes, en su caso, tanto la destrucción del material y documentación electoral que corresponda, como el receso formal de los 18 Consejos Distritales que al comenzar el año habilitamos para organizar la elección y así, concluir con este histórico proceso y cumplir con las 156 actividades que en el calendario electoral aprobamos el 8 de diciembre pasado, es decir, siete días antes de que diéramos inicio formal al proceso.
Con esto, quiero subrayar que la autoridad electoral local encargada de la organización, desarrollo y vigilancia del proceso, es decir, el IEEH, antes de iniciarlo, enunció todas las acciones que emprendería de principio a fin para la renovación del Poder Ejecutivo de Hidalgo, con la presencia, participación y acompañamiento de los partidos políticos y que este éxito es también gracias a la participación y acompañamiento del Instituto Nacional Electoral (INE) en las tareas que constitucionalmente tiene asignadas para los procesos locales.
Esto es una muestra más de la fortaleza del sistema nacional de elecciones, un sistema electoral que como lo he dicho en este Espacio Abierto, claro que es susceptible de mejorar y perfeccionar, pero con toda responsabilidad, porque funciona y funciona muy bien, ya que asegura la transmisión pacífica del poder a través del voto.
Hace más de tres décadas en nuestro país se tenía la certeza de quién ganaría una elección y se tenía una incertidumbre: la de cómo se organizaría esa elección; hoy, luego de la lucha de más de una generación de mexicanos patriotas de todas las ideologías políticas, la certeza que tenemos es cómo se organiza una elección y la incertidumbre es sobre quién la ganará.
Vaya tesoro. Cuidémoslo.
