Hoteles y mesones en Pachuca (tercera y última parte)
 
Hace (49) meses
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Fue a finales del siglo XIX cuando surgió en Pachuca un nuevo concepto de hospedaje, que da paso a la moderna hotelería y pone fin a la era de los mesones y hostales que durante largo tiempo permitieron el alojamiento de arrieros, pequeños comerciantes y otros visitantes fortuitos que llegaron al otrora depauperado Real de Minas, cuya bonanza minera, iniciada en 1851, posibilitó que esta ciudad se convirtiera en capital de Hidalgo, circunstancias ambas que detonaron el nuevo concepto que transformó el rubro de alojamiento para los visitantes llegados a Pachuca.
En efecto, el gran desarrollo minero de la segunda mitad de aquella centuria trajo como consecuencia, además de una gran corriente migratoria de nuevos trabajadores procedentes de otros Reales, la llegada de agentes y negociadores de barras y acciones mineras, así como vendedores de los muchos utensilios requeridos en la explotación y beneficio de minerales, a quienes se sumaron los comerciantes de mayoreo que surtían de mercancías a tiendas y mercados diseminados por toda la geografía de la ciudad.
Estos aumentaron considerablemente para satisfacer las necesidades de una población cada vez mayor —recuérdese al respecto que entre 1851 y 1900 los censos de población en Pachuca pasaron de 4 mil a 41 mil habitantes—, lo que significó un aumento de más de 10 veces su población, con todas las consecuencias que ello implicó.
El primer hotel que registra fotografías y documentos de Pachuca fue el San Carlos, ubicado en la segunda calle de Ocampo —inicio de la Cuesta China—, en un inmueble de dos plantas, en el que, además de su céntrica ubicación, se ofrecía albergue en habitaciones limpias y un baño completo por piso. El edificio, que existe aún en esa arteria entre las calles de Hidalgo y Morelos —frente al a la cantina El Regio—, ya con una planta más. aparecía ofreciendo sus servicios en los anuncios de periódicos nacionales hacia el año de 1901.
En 1904, la antigua Casa de Diligencias fue transformada al agregarse un piso a su anterior estructura, con lo que pudo duplicar el número de sus cuartos, aunque desapareció el servicio de macheros para los animales de arrieros y viajantes; concluidas las obras de ampliación en 1905, abrió sus puertas con el nombre de Gran Hotel Grenfell, Antigua Casa de Diligencias, que fue el más famoso de Pachuca por ubicarse en la plaza Independencia, donde se inauguró en 1910 el monumento al centenario del inicio de nuestra lucha libertaria, la gran torre del famoso Reloj.
Otro lugar de moderno hospedaje surgido por aquellos mismos años fue el Hotel Jardín, que después se llamó Hotel Camino y más tarde Hotel Allende; levantado a espaldas del teatro Bartolomé de Medina —y después del cine Reforma—, en la esquina que formaban las calles de Gabino Barreda y Allende, donde hoy se encuentra la rampa de salida del estacionamiento subterráneo de la Plaza Independencia. En 1924, cuando era propiedad del señor Felipe Camino, se anunciaba con un curioso lema, “Dime dónde te hospedas y te diré quién eres”, que aludía a la gran comodidad y ubicación de aquel centro de hospedaje. Años después, al demolerse el Adefesio Reforma, a finales de la década de los 70, la piqueta alcanzó también al viejo edificio, de tres plantas, del ya para entonces Hotel Allende.
En 1912 se apuntaba en periódicos y revistas la existencia del lujoso Hotel Doria, situado en la primera calle de Allende, el primero en anunciar que contaba con elevador y cuartos con baño individual. Pero fue el Hotel de los Baños el que mayor auge dio a la hotelería pachuqueña; la elegancia del mobiliario y la amplitud de sus cuartos, sumada al excelente servicio de su restaurante, le constituyeron en la mejor posada para los viajantes a lo largo de muchos años, giro que aún se conserva en nuestros días.
En 1929, al desaparecer el Banco de Hidalgo —cerrado al constituirse el Banco de México— el edificio donde se encontraba alojada aquella institución mercantil desde 1904, en la esquina de Bravo y Allende, se convirtió en el afamado Hotel Niágara, que terminó sus días de hospedería al ser vendido a la sociedad Bancomer en 1943, para retornar a su objeto inicial. Por esa época iniciaron servicio, los hoteles El Colonial, en la calle de Guerrero; el Noriega, en la tercera de Matamoros, antes de Mesones; el Hidalgo, a un costado de la estación del Ferrocarril Hidalgo; el Cuauhtémoc, en Allende; el Sotomayor, en la primera de Matamoros, y otros de menor importancia.
A finales de la década de los 70 y principios de los 80, se inauguran en la plaza Independencia dos grandes hoteles: el Ciros, en la acera norte, y el Emili’s, en la sur, que se sumaron al Set Inn y a media docena más construidos y habilitados en aquellos años.
Sin tomar en cuenta a los muchos moteles que surgieron en las últimas décadas del siglo XX en las goteras de la ciudad, deben destacarse el Calinda, que trajo a Pachuca las modalidades de una moderna hotelería de cadena internacional, y desde luego el de La Joya, esfuerzo empresarial de carácter local que compitió dignamente con cualquiera de los de línea establecidos en las últimas décadas, como el Holiday Inn, Camino Real y otros.
En la imagen que acompaña esta entrega pueden verse tres hoteles emblemáticos del Pachuca del siglo 20, al fondo el Hotel Doria –después la Clínica Minera– al centro el Hotel Niágara –más tarde Banco de Comercio– y finalmente el Hotel Grenfell –hoy Hotel Jardín– la toma corresponde al año de 1924.

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