Resulta paradójico que mientras corren noticias sobre desvíos y cochupos multimillonarios a integrantes de la clase política, entre ellos un buen número de paisanos, aquí en Hidalgo más de la mitad de los habitantes no tengan para comer hoy y que sus expectativas en la nueva normalidad sea para empeorar.

Por prudencia, muchas veces no se abordan temas tan descarnados como los que arrojan las cifras que miden la capacidad que tendrán las entidades para salir adelante. En este caso, el Instituto Mexicano para la Competitividad, hizo su trabajo y focalizó todos los factores que existen en contra para una pronta recuperación económica ante la pandemia del Covid.

Es lastimoso para nuestro ánimo en estos momentos, pero Hidalgo se encuentra en los últimos lugares de lo bueno y en los primeros de lo malo. Su más reciente evaluación muestra la inexistencia de una estructura económica lo que genera que el 75.2 por ciento de la población que se encuentra en la informalidad, tendrá que hacer un doble esfuerzo.

Primero deberán resolver en parte el grave atraso existente antes de la pandemia y el segundo para contrarrestar los efectos de un encierro involuntario de más de 130 días que llevamos hasta el momento.

Por ejemplo, primero deberán enfrentar las consecuencias del analfabetismo que prevalece (14.2%) y que coloca a la entidad entre las cinco entidades con mayor atraso; la pobreza ancestral que aumenta a cada momento (55.2%); la mortalidad infantil (22.1%) que posiciona a Hidalgo entre los siete estados con mayor número de casos en el país.

En materia política y de gobierno, el IMCO detectó que un 79.2 por ciento de la población considera que las prácticas corruptas en el gobierno del estado son frecuentes y muy frecuentes, lo que representa otro grave bache para cruzar en esa recuperación. Aunque los partidos políticos son quienes se colocan victoriosamente la bandera de la corrupción con un 92.5%.

De los más de 50 mil millones de pesos que gasta el gobierno estatal de manera anual, sus ingresos propios son apenas el 2.3 por ciento.

Bajo estas bases, es como los poco más de tres millones de hidalguenses deberán levantar vuelo e incrementar su ingreso per cápita que se encuentra entre los seis últimos lugares a nivel nacional para abandonar los últimos lugares.

Con estas valoraciones, algunas entidades como Querétaro, su gobierno se dio vuelo presumiendo las medallas de oro alcanzadas por el mejoramiento en distintos rubros, mientras que en Hidalgo se ocultan las cifras con cierto pudor.

Lo que sí resulta lastimoso, es saber que la entidad experimentó un retroceso de dos posiciones con respecto a las condiciones en que fue dejada la entidad por el anterior gobierno.

Ahora los trabajadores, los campesinos, los empleados, en fin, 55 por ciento de los habitantes que no les alcanza para comprar la canasta básica para que coma su familia, enfrentarán solos esta grave crisis.

La llamada nueva normalidad es la oportunidad para rectificar esas políticas económicas que de nada han servido, mucho menos cuando se toman en sillones de piel con un Starbucks en la mano, lejos de la realidad.

La riqueza de la clase política es evidente en un pueblo pequeño, al menos deberían retribuir con la instalación de empresas formales que generen empleos rentables para dueños y empleados para de ese modo no matar a la gallina de los huevos de oro que durante 90 años la ha mantenido.

Nimiedades: Sería interesante investigar la forma en que las autoridades estatales obtuvieron el banco de datos de los teléfonos privados de miles de hidalguenses para hacer llegar un mensaje en torno al Coronavirus. Existe una ley muy clara en ese sentido.