Dentro de la dinámica informativa del mundo actual, cuando uno busca algunos pormenores de cualquier cosa, persona o suceso, lo primero que hace es googlear. Y si colocamos en los motores de búsqueda “Hidalgo” lo primero que encontramos son escenas lastimeras y de profundo dolor en las insistentes imágenes de la explosión ocurrida en los campos de labranza de Tlahuelilpan.

Y si seguimos buscando, aparece de nueva cuenta nuestro récord como la entidad con mayor número de perforaciones en los ductos de Pemex y luego nos aparece la imagen de los últimos exgobernadores; todos ellos, acusados por desfalcos u omisiones en sus tareas de la administración pública federal y estatal.

Esta imagen proyectada al exterior, sin duda, es motivo de preocupación social porque ni todos son huachicoleros, ni todos son políticos.

Bajo esta tesis, vemos como los canales de comunicación masiva de la actualidad ya no callan y no miden más la libertad de expresión, sólo dejan volar sus opiniones, algunas veces con excesos y exabruptos, pero más como una válvula que deja escapar la presión ejercida por largos años por grupos priistas.

La llegada de un presidente distinto y con arraigo popular, permitió se desmitifique a los “santones de yeso” que ya no representan mucho y que tendrán que buscar echar la siesta lejos de Hidalgo ante el rechazo social que les manifiestan a cada momento.

Las muertes de Tlahuelilpan ¿por qué sucedieron? Hasta el momento no ha existido el menor intento por tratar de ser respondida.

Tal vez, porque nadie quiso asumir que en Hidalgo la extracción ilegal de hidrocarburos ya era un problema social; quizá, porque al haber inyección de dinero sucio en las economías locales la presión de apoyos oficiales disminuía; a lo mejor, porque veían con ese comercio ilegal una resta de credibilidad para el nuevo presidente de México; en fin, son muchos los asegunes que resulta difícil responder y sólo queda en nuestra imaginación la respuesta.

Lo cierto es que cuando googleamos Hidalgo, vemos la cara triste de un pueblo, que no se ha quedado callado y ha depositado su confianza en medios alternativos de comunicación que no se sujetan a la llamada de atención. Y justo esas ventanas de libre expresión han expuesto muchas de las villanías cometidas por la clase política.

El trato que le obsequian al Revolucionario Institucional, justo cuando cumplió sus 90 años en Hidalgo, es grotesca, burlona y de difícil digestión para muchos, circunstancia que nos coloca de frente a una elección municipal que marcará sin duda una tendencia hacía la carrera por la gubernatura en 2022.

La cuerda colocada en el cuello de los ex gobernadores justo por la administración de justicia, sin duda, determinará en mucho la simpatía por tal o cual partido político.

Hoy concluye un año difícil para Hidalgo, aun cuando dibujan en el aire muchas cifras alegres que hablan de bienestar, de primeros lugares, de avances, pero que no se reflejan en el ánimo social.

Por fortuna, los hidalguenses han mostrado que sin el amparo oficial se puede avanzar, ya lo hemos visto en la lucha en solitario que hacen muchachos deportistas, jóvenes doctos en matemáticas, en la danza, en mecatrónica, en la buena política y en muchas áreas que nos hacen sentir felices porque sabemos que vienen buenos tiempos. Felicidades.

Nimiedades: De manera cautelosa ya comenzaron a desaparecer autos deportivos valuados en millones, propiedades ostentosas, fotos de viajes a Dubai, vamos, ya da comezón lo caro o mal habido. Pues, que está pasando con esos ricos nuevos.