Reclamo constante de los habitantes de Pachuca ha sido y será el cuidado, la conservación y preservación del patrimonio histórico y arquitectónico de nuestra ciudad capital.

Aunque en repetidas ocasiones hemos publicado el estado de abandono en que las autoridades municipales mantienen los monumentos y las plazas públicas, entre ellas la plaza Independencia, donde se yergue el Reloj Monumental, y la plaza Constitución, que domina la estatua del padre Hidalgo, nada se ha realizado.

La plaza Independencia es única en el país, en ella impera la estulta negligencia de la administración municipal que, a pesar del enorme aparato humano que “nos gobierna”, no ve ni escucha. Está ciega y sorda.

Prueba de ello, además, es el monumento al padre Hidalgo que guarda lamentables condiciones de abandono. Además del deterioro natural, cada día se incrementa la suciedad. Es increíble que ni siquiera hayan repuesto la placa de mármol destruida por vándalos ¡hace cinco años!

LUCHA CONTRA LA DESIDIA
Los integrantes del Comité Técnico del Centro Histórico de Pachuca, que preside el profesor Bonfilio Salazar Mendoza, mantienen constante lucha para vencer la inercia municipal.
Desde hace años organizan ciclos de conferencias con temas relacionados con la historia de Pachuca, sus tradiciones y monumentos.

Recientemente, en la plática Hacienda La Luz chica, efectuada en la Fundación Arturo Herrera Cabañas, el profesor Salazar aclaró datos sobre esa antigua hacienda de beneficio situada en terrenos donde actualmente están asentadas la Universidad La Salle, la escuela primaria Presidente Alemán y la unidad habitacional de los militares.

Dio pormenores sobre los tonelajes de mineral que se beneficiaban con el sistema de amalgamación y los diversos usos de sus instalaciones en las últimas décadas del siglo pasado.

PATRIMONIO PERDIDO
En su turno, el arquitecto Marco Díaz encabezó una mesa redonda: El horno de cremación, patrimonio perdido de Pachuca, en la que participaron los jóvenes arquitectos Estefanía Henkel, Olín Magaña, Ernesto Bautista y Hugo David Pérez, quienes dieron puntos de vista sobre el desconocimiento de muchos aspectos de la riqueza arquitectónica de nuestra capital.

UN PALACIO, BODEGA DE VERDURAS
El viejo palacio de gobierno, inaugurado en 1988 por uno de los gobernadores Cravioto, que ha pasado de manos en los últimos 40 años, se encuentra en lamentables condiciones y uno de sus salones, que en la primera mitad del siglo XX albergó a la biblioteca pública de Pachuca, sirve como bodega de verduras a los comerciantes ambulantes que se instalan en el pórtico del edifico y las calles de Patoni.

Ese viejo palacio fue sede, además, de la Cámara de Diputados y de la presidencia municipal.

Durante el sexenio del gobernador Guillermo Rossell fue usado como cambalache a la Compañía Real del Monte debido a que el Gobierno del estado, al prolongar la avenida Revolución, afectó el Centro Social Deportivo Pachuca y la escuela americana instaladas en lo que fue la hacienda La Unión, propiedad de esa empresa.

Posteriormente, el Instituto Mexicano del Seguro Social incautó el inmueble por deudas de la minera y lo habilitó para oficinas.

Luego, por operaciones que se desconocen, el palacete pasó nuevamente a poder del gobierno estatal, que durante dos sexenios no lo ha utilizado, pese a los requerimientos de una biblioteca en el centro de la ciudad.

En septiembre pasado, diputados de la LXIII Legislatura aprobaron un punto de acuerdo para solicitar al gobierno del estado la restauración de ese antiguo palacio, solicitud que consta en el boletín 288 expedido por la oficina de prensa del Congreso local.

Anselmo Estrada Alburquerque