Eso es “expulsación”
 
Hace (100) meses
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Cometer un plagio cuando eres estudiante es una falta tan pero tan grave que en ocasiones puede significar reprobar la materia, se expulsado e incluso perder la carrera cuando el plagio ocurre en una tesis o trabajo final.
Es una cuestión formativa. Las reglas son claras y contundentes, si en tus trabajos utilizas alguna producción, sobre todo literaria, es tu obligación hacer la referencia o en su defecto dar el crédito al autor; esta regla no tiene la mayor discusión, se acata porque se acata.
Digamos que es de gente de bien reconocer a quien hizo el trabajo. Sin embargo, lo que en la academia se castiga severamente, una vez saliendo al mundo laboral se olvida.
Pareciera que la decencia se pierde cruzando la puerta de la universidad.
Ya en las oficinas y, sobre todo en algunas dependencias, es común que los proyectos, creación de desarrolladores, sean plagiados por arribistas y abusivos que nada más están esperando que alguien se descuide para chingarse el trabajo que con tanto esfuerzo han desarrollado otras personas.
Es como una consigna, cuando encuentran alguna idea novedosa de la que puedan echar mano y que no les haya costado más que la fatiga de haberse tomado unos minutos para leerla o, lo peor, que sus asistentes les hayan sintetizado el proyecto en una tarjeta informativa, entonces simple y sencillamente y sin miramientos ni escrúpulos la ponen en práctica, con todos los recursos e infraestructura que normalmente los creadores no tienen, ya sea porque apenas empiezan su vida laboral o porque no hay dinero suficiente. Pero, eso sí, se paran el cuello diciendo que es un programa “para darle el impulso al sector al que vaya destinado y con el objeto de engrandecer a la sociedad a la que sirven”.
No hay moral ni decencia, como unas plagas absorben la savia de los proyectos innovadores y los hacen suyos, sin la menor vergüenza. Total, como ahora no hay un profesor o una autoridad educativa que los llame a cuentas hacen lo que se les da su gana.
Recientemente el proyecto de Espacios alternativos para la cultura, que lleva más de diez años realizando conciertos ecológicos en diferentes lugares que no necesariamente impliquen una sala exprofeso de conciertos, fue presentado como trabajo final para la acreditación de un Diplomado de Empresas Culturales que promovía la Secretaría de Turismo.
Meses después resulta que ese proyecto ya era parte de la propuesta cultural de la dependencia y ahora sí se lanzaba con toda una infraestructura económica, incluso de difusión, sin tener el mayor recato de cuando menos dar crédito a quienes habían presentado el trabajo final para acreditar el diplomado.
Vaya, ni siquiera se tomaron la molestia de comentar a los creadores de dicho proyecto que lo iban a hacer suyo.
Otro caso es el de una joven que participó y ganó en un concurso promovido por la misma secretaría para hacer fotografía turística y resulta que tiempo después esta profesional del lente encuentra en instagram su fotografía, pero con otro crédito, cuando ella estaba consciente de que la secretaría se había quedado con sus fotografías para hacer uso de ellas, con su crédito por supuesto.
Así las cosas, robarse las ideas de otros es no tener madre, como diría mi compañero Joaquín López Doriga en su video columna de Facebook.

UN APUNTE FINAL
715 días y contando. Hasta ahora nadie se ha acercado a Nancy para ayudarla con el robo de su hijo, aunque ella ya interpuso la denuncia correspondiente.

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