Encuestas: El poder del saber… si se va a poder
 
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La reciente renuncia al PRI de José Luis Lima Morales, que ha trabajado arduamente para irse posicionando entre los hidalguenses, y en específico entre los pachuqueños, ha despertado sin duda muchas especulaciones sobre su futuro político, posibles negociaciones con otros partidos para abanderarlos en las elecciones del próximo año, e incluso sobre la posibilidad de poner su capital político en favor de alguien más.

La misma reacción causó, aunque en mayores dimensiones por ser entonces el segundo hombre fuerte de Hidalgo, la renuncia de Israel Félix Soto a la Secretaría Ejecutiva de la Política Pública, aunque, cabe aclarar, el ex secretario no ha renunciado al PRI y todo se mantiene en el terreno de las especulaciones y el rumor.

Poco a poco, en el caso de Pachuca, se irán desgranando los aspirantes a ocupar la Casa Rule, sumándose desde antes el regidor Navor Rojas Mancera y Alejandro Rivera Cela, uno por Morena y otro por la vía independiente, sin dejar cerrada la puerta a encabezar alguna alianza o partido.

La lista no se agota en estos cuatro personajes –pero que conste que Félix Soto no se ha manifestado por candidatura alguna, pero los rumores lo ponen ahí por el PRI, Morena o por la vía independiente— sino que se mencionan a más de una docena de potenciales contendientes, como Gloria Romero León, Benjamín Rico Moreno, Roberto Rico Ruiz, Daniel Ludlow Kuri, Lidia García Anaya, Humberto Veras Godoy, Ariel Vite Ramos, Hugo Pérez Flores, Aunard de la Rocha White, José Pablo Maawad Pontón, Ricardo Crespo Arroyo, Alfredo Bejos Nicolás, entre un larguísimo etcétera, para todos gustos y sabores.

Pero queda claro que una cosa es querer y otra es poder, porque depende de muchos factores, entre ellos el posicionamiento y la imagen positiva que puedan cultivar para ser realmente competitivos, pues en un escenario altamente competitivo como parece ser el de la renovación de ayuntamientos, deberá pesar mucho el nombre, posicionamiento y aceptación de un candidato más que el partido que lo postula.

¿Qué tan conocido es cada uno de los aspirantes? ¿Cómo los califica la ciudadanía? ¿qué tan competitivos son frente a sus compañeros de partido? ¿tienen margen para mejorar?

Ya en medios se manejan listas, sondeos, propuestas que son hechas para eso, para apuntalar a los diversos prospectos, para hacerlos sonar y para que vayan entrando en el ánimo de la ciudadanía, pero es muy difícil que a los medios lleguen datos certeros y objetivos, que no tengan un sesgo en favor o en contra de alguno en particular.

En este espacio ha habido siempre ocasiones en que les he compartido resultados de diversos procesos electorales y de sondeos previos que van arrojando luces sobre lo que vendrá. De otros no se puede porque son estudios para consumo de las campañas, que no se usan para proselitismo porque son para consumo de los cuartos de guerra y ayudan a descartar o encartar prospectos a las candidaturas.

Recuerdo, por ejemplo, que cuando Eleazar García fue candidato a alcalde de Pachuca, en la encuesta para seleccionar candidato aparecía en el fondo de la lista con tres puntos, pero su alto desconocimiento y su perfil empresarial le ayudaron a que se construyera una campaña titánica, y pese a ello ganó apenas por tres escasos puntos.

En otra ocasión, cuando Mirna Hernández fue postulada a candidata a diputada federal, quien parecía ser la abanderada era Geraldina García, como las más conocida y posicionada, pero sus negativos eran tan altos que el riesgo de perder también lo era. Finalmente, Mirna Hernández fue candidata y ganó, también por estrechísimo margen.

Así que, creo, hoy cualquier partido necesita más candidatos y candidatas con buen posicionamiento, identificación partidista, aceptación e imagen positiva entre la ciudadanía, que buena cartera, compadrazgos y favoritismos.

Sin duda tampoco será bien visto el llamado chapulineo, que no es sino el oportunismo de saltar de un partido a otro en pos de un puesto o de una candidatura, sin decoro ni amor a partido alguno, y menos coherencia ideológica.

Pero de esos fenómenos, veremos muchos…  Por lo pronto en este espacio empezaremos a comentar cómo van esos aspirantes, si traen canicas para jugar o es sólo ruido y estrategia sin fundamento.

 

DE LAS OBRAS DEL FILOSO FITO

Gobernar no tiene tanta ciencia, como frase chabacana suena así, chabacana. Me canso, ganso, también suena chabacano. Ya no tanto las amenazas veladas a los periodistas que osen desafiar al poder, o esa crispación social que significa el maniqueísmo del pueblo bueno y el pueblo malo.

Porque quizás gobernar no tenga mucho de ciencia, pero sí de arte, el arte de delegar, de rodearte de los mejores en cada área, de mantener apertura al diálogo, a la tolerancia, a la inclusión, para generar gobernanza.

Estúpidos que digan que sí a todo, que no sean capaces de señalar errores, que no tengan el valor de contradecir al jefe cuando éste se equivoca, de eso hay muchos, que de la misma manera esconderán en redundancias y rimbombancias su ineptitud, porque es más fácil echarle la culpa a otros tiempos a otros grupos, a otros intereses, que asumir, con valor, los errores y las limitaciones, para enmendar, escuchar al que sabe y gobernar con la mayor de las eficacias, quizás sin mucha ciencia, pero con mucha sensibilidad y auténtico arte.

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