La salida de Qatar de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no es una buena noticia para los productores de lo que aún se llama oro negro, y sí para la presión que reduce el precio internacional de las materias primas. Pero, sin duda, los principales afectados serán las naciones árabes, que encuentran en el divisionismo a su peor enemigo. Mientras, el petróleo de las rocas y su principal productor, Estados Unidos, se benefician.

Pero también apunta a balancear el panorama geopolítico, pues fortalece a productores de gas rivales de Estados Unidos, como Irán, Rusia y la propia Qatar.

La salida de Qatar tiene entre sus motores a la pugna que este país del empeine de la península arábiga sostiene con sus vecinos Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos por su presunto apoyo al terrorismo, además de una gama de actores geopolíticosque incluyen a Irán y grupos palestinos.

Desde la óptica del balance político internacional, no es tanto la salida de Qatar de la OPEP, sino el fortalecimiento del Foro de Países Productores de Gas (FPPG) lo que cuenta, pues ese foro está impulsado por Rusia, Irán y Venezuela, entre otros, todos ellos distantes de Washington.

En el trasfondo se encuentra la reimposición de sanciones estadunidenses a Irán por no dejar atrás sus programas nucleares bélicos, según reiterada denuncia de Estados Unidos, la cual ha sido rechazada por las gestiones de la Unión Europea.

Y también en el trasfondo se encuentra la tolerancia estadunidense al asesinato en Turquía del periodista saudí Jamal Kashoggi, severo crítico de Arabia Saudita; caso en el que todo apunta a la responsabilidad intelectual de los más altos niveles políticos de ese reino.

Así pues, con la salida de Qatar de la OPEP, el platillo de la balanza que se opone a Washington y aliados históricos o circunstanciales se fortalece, lo que, por cierto, no puede ser una mala noticia ante la forma de negociar de Estados Unidos.

Qatar, además, tiene poco que perder saliendo del cartel de naciones petroleras, pues produce menos de dos por ciento de la extracción del grupo, donde se encuentra en la posición 11, de 15 miembros.

Pero, en contraste, se fortalece como productor de gas natural, donde es el principal exportador mundial, con la meta de aumentar los 77 millones de toneladas de gas que produce a la fecha, a 110 en los próximos años, aprovechando que está virtualmente sentado en dos inmensos campos gasíferos, uno de los cuales comparte con Irán.

Como miembro 11 de la OPEP por su extracción, Qatar tenía poco poder de negociación, pero ahora podrá encontrar mejores perspectivas, ya que el año pasado fue el cuarto productor mundial; sin embargo, considerando sus alianzas con Rusia e Irán, segundo y tercer productores mundiales, la capacidad de negociación conjunta se potencia, por lo que estará en mejores condiciones para enfrentar el bloqueo que han formado sus rivales árabes.

Lamentablemente, el mundo árabe seguirá dividido con la salida de Qatar de la OPEP, y aunque en lo individual varios de esos países podrán seguir gozando de los dividendos petroleros, en conjunto el beneficio bajará. Y ni qué decir de los países petroleros fuera de la organización, que verán sus ingresos mermados y reducido su poder de negociación.

Mientras, el actual gobierno de Venezuela sigue encontrando vías de escape. Si bien el precio del petróleo no mantendrá la espiral ascendente que vivió hasta fines de noviembre –lo que afecta sus finanzas y de otros países como México-, mejoran sus perspectivas gasíferas, lo que sin duda es una buena noticia para Caracas.

De salida: El nuevo presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador es visto por muchos como el salvador de América Latina y se le comienza a equiparar con el brasileño Lula. El mandatario, por su parte, corresponde recibiendo fraternalmente a su pares venezolano y boliviano, pero también al vicepresidente estadunidense y a la hija del presidenteDonald Trump, creado un difícil equilibrio que en cualquier momento se romperá. Las preguntas son cuándo y cómo.

Jorge Esqueda