El fin de los fideicomisos
 
Hace (42) meses
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Sin lugar a dudas que desaparición de los fideicomisos dejó en los colectivos que estaban plantados en el Senado de la República y que al menos en tres ocasiones lograron evitar que se construyera quorum en torno a la aprobación de la propuesta de Morena, un amargo sabor de boca y un sentimiento de exclusión y abandono.

Uno a uno fueron fijando sus posturas y despidiéndose de los demás. Se marchaban y se reencontraban ahí mismo para preguntarse: ¿Qué más podemos hacer en torno a este asunto?

Fueron largos los días en que se manifestaron y exigieron a los senadores que los tomaran en cuenta, que se hicieran parlamentos abiertos y se analizara la posibilidad de no desaparecer la totalidad de los fideicomisos.

Los exbraceros expresaban su desencanto en torno al futuro de su lucha y la demanda histórica de recibir lo que por derecho les pertenece. Miraban la lejanía de los senadores y la frialdad de las decisiones que los dejaban fuera, que los excluían.

Fue un día largo, el más largo de todos, aferrados a la posibilidad de lograr algún acuerdo, una oportunidad para volver a explicar por qué no desaparecer fideicomisos y cómo construir estrategias para prevenir y erradicar posibles actos ilegales. Fue un día de desaliento y de sensaciones extrañas, a decir de los colectivos.

Entre los colectivos resonaba el llamado: “A las mexicanas y los mexicanos les decimos que no se dejen engañar”, hecho por senador Alejandro Armenta. Se movían en la inquietud de la votación por venir y que se anticipaba perdida.

La respuesta se repetía entre los colectivos una y otra vez, no estamos engañando, no somos corruptos, queremos que pervivan lo fideicomisos en favor de la ciencia y otros temas que son fundamentales para el país.

Atrás quedaron los llamados de los científicos del extranjero, pidiendo que no desaparecieran los fideicomisos, la intervención de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos.

Fue el tiempo de los votos y uno tras otros se presentaron a favor y en contra, 64 votos por la eliminación y 39 en contra. La decisión estaba tomada, el Poder Legislativo había sepultado fideicomisos y esperanzas, Hoy, la realidad es otra.

Los fideicomisos han desaparecido.

Afuera, las miradas asombradas de quienes buscaron que se mantuvieran hablaban de cómo su voz se fue perdiendo entre los vericuetos del senado y los argumentos legislativos. El silencio, llevarse las manos a la cabeza, pensar en qué sucedía y empezar a despedirse. A reencontrarse y señalar la importancia de su presencia en el plano nacional, académicos, científicos, campesinos, exbraceros, buscadores de personas extraviadas, muchos más, a darse cuenta de que su voz se había unido en un momento de lucha.

Empezaron a platicar, a tomar en consideración lo hecho, en el encontrarse en una banqueta y enarbolar una misma causa. Quedaron de verse, de volver a encontrarse y empezar a construir una nueva estrategia que le permita enfrentar la decisión del Senado de la República.

En esa despedida – encuentro, los colectivos se fijaron nuevas metas de lucha, empezaron a construir nuevas estrategias y nuevas acciones. Lo inesperado ha sucedió, se construyó un movimiento en el que las palabras ciudadano, integrante del colectivo, persona solidaria fueron tomando un cuerpo que hace una semana era impensable.

Pero también han ocurrido algunas otras cosas, Pro Ciencia Mx ha manifestado que por parte del Conacyt se ha dado una serie de informaciones imprecisas en torno a la forma en que operaban algunos de los fideicomisos.

Según el colectivo, que en torno a la información sobre una de las empresas señalada como irregular “llama poderosamente la atención que dentro del programa denominado por el Conacyt como Fordecyt – Pronaces se le asignó a la misma, financiamiento para uno de los proyectos de lucha contra el Covid-19”.

Por otro lado, la investigadora Julia Tagüeña Parga, al hacer referencia a la conferencia de prensa en la que participó la directora general del Conacyt, María Elena Álvarez Buylla, aseguró que las afirmaciones en torno a su persona y el manejo de los recursos del Foro Consultivo Científico y Tecnológico AC no se manifestaron irregularidades y que jamás hubo una autoasignación de recursos a su persona.

Sin lugar a dudas que la verdadera discusión apenas inicia. Una vez determinada la desaparición de los fideicomisos, se buscará mostrar las posibles irregularidades que existían en ellos y los beneficiarios de los mismos a tratar de defender su postura de rendición de cuentas y transparencia.

En medio de la discusión y las posturas que se observarán en los días subsiguientes, es importante destacar la necesidad de empezar a construir procesos de gobernabilidad en torno a los temas de cada uno de los fideicomisos, de tal manera que se pueda ver reflejada la continuidad de las actividades que dependían de ellos.

Esa parte, permitirá al fin, saber, si la decisión adoptada por el Poder Legislativo fue acertada o termina siendo una simple ocurrencia que le constará al país en crecimiento económico, desarrollo científico y tecnológico, sostenibilidad y bienestar social.

En el marco de la sesión del Senado de la República, el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe aseguró que la propuesta del grupo parlamentario de Morena, en torno a que la actividad realizada sobre las actividades de cambio climático estaba alejada de la realidad y no garantizaba el manejo adecuado de los recursos.

Sin embargo, apenas se aprueba la desaparición de los fideicomisos y empiezan a surgir, desde el mismo gobierno, las malas noticias. Entre los fideicomisos desaparecidos, se encuentra el Fideicomiso del Fondo para la Biodiversidad, mismo que permite la operación y la investigación, así como al fortalecimiento de las entidades federativas al promover la construcción de las estrategias de biodiversidad.

Eso implica que en los siguientes meses, de no consolidarse la sectorización de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), estará al borde del colapso. Duro golpe para el medio ambiente y las políticas públicas de conservación del país.

Las palabras de José Sarukhán Kermez resonarán por largo tiempo: “México no ha entendido dos cosas: que la ciencia y el conocimiento que viene de la investigación son absolutamente indispensables como fundamento para el desarrollo de políticas públicas. Y que esta actividad, la investigación, se lleva fundamentalmente en las universidades públicas, cosa que tampoco se ha entendido ni se ha apoyado como se debería haber apoyado”.

Al tiempo y sus resultados.

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