El destino ya nos alcanzó
 
Hace (49) meses
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Mi abuela decía que al perro más flaco se le cargaban las pulgas y creo que para los habitantes de Metztitlán esta frase les queda a la perfección.

Y es que si no son torrentes de agua producto de las lluvias, son sequías tan severas con las que esfumaron más de 3 mil hectáreas de embalse y 500 de espejo de agua de la laguna…

La tragedia comenzó hace poco más de dos años, cuando la falta de lluvia alarmó a los agricultores.

Por meses esperaron las lluvias y, ante la escasez, empezaron a sacarle el agua al río Metztitlán para regar sus cultivos.

Como esta es una de las zonas más prósperas de la entidad, debido a lo fértil de sus tierras, jitomates, chicharos, papas y ejotes se cosechaban en grandes cantidades, lo que generaba riqueza para la zona.

Y tal era la opulencia que también les permitía a los pescadores vivir de la laguna, que proveía de peces para el consumo interno y para comercializar.

Todo era abundancia. Sin embargo, el cambio climático que en diversas ocasiones nos ha hecho llamados urgentes a los habitantes del planeta, no fueron escuchados y ahí están las consecuencias.

La lluvia era cada vez más espaciada y solo caían ligeras lloviznas que no alcanzaban ni para rociar a las plantas, mucho menos a llenar los ríos.

Los ancianos, hombres conocedores del comportamiento del clima alertaban sobre una sequía parecida a la del 98 y tal como lo adelantaban los que sí saben, la sequía llegó con toda su fuerza.

Primero dejaron de correr grandes caudales sobre el río Metztitlan, el río Metzquititlán de plano se secó y los hombres del campo sufrían para sembrar algo, lo que fuera para sobrevivir.

Ante la urgencia tomaron el agua y los pozos también mermaron, y lo que no se esperaba ocurrió, la laguna de Metztitlán se secó y los peces murieron.

“Eso está de la chingada”, comentaba Lorenzo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas frente a lo que fue la inmensa laguna.

Hasta hace algunos meses, las aves migratorias llegaban desde Canadá para pasar el invierno. Pelicanos y garzas alegraban con sus graznidos a los visitantes mientras se alimentaban de los peces. Hoy el panorama es desolador.

Las aves se fueron, los peces se apilan al final de la laguna en una especie de embudo y mueren por la falta de agua.

El cuerpo de agua desapareció y solo quedan pequeños charcos donde algunas aves de rapiña complementan un paisaje desértico.

Donde había agua, hoy solo queda un piso agrietado producto de una sequía de enormes proporciones, mientras cientos de esqueletos de peces muertos se esconden en las grietas y las lanchas que por años utilizaban los lugareños para pescar o para pasear a los visitantes están abandonadas.

En los últimos 20 años Metztitlán ha sido protagonista de escenarios extremos.

Desde la sequía en 1998, preludio de una gran inundación en 1999 y luego años de abundancia.

Hoy en la zona hay tristeza, comparten con Eloxochitlán una virgen de Guadalupe monumental que se encuentra en el cerro. Es una Virgen de más de 100 metros de altura que los jóvenes se dieron a la tarea de pintar en el cerro y que fue nombrada la protectora de las comunidades.

Hoy los ojos de los vecinos de esta zona tan castigada vuelven hacia la Virgen y le ruegan que por favor les mande la lluvia.

Como siempre ocurre en estos casos, las autoridades se limitan a decir que no es a ellos a quien les corresponde explicar el cómo van a enfrentar la emergencia. Ahora resulta que es cosa de la federación.

Lo dicho, a los jodidos hay que chingarlos, al fin que ya están jodidos.

 

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Fb: Bertha Alfaro

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