Los que se oponen a la legalización de la marihuana recreativa en México dicen que aumentará su adicción y dará lugar a más emergencias médicas por accidentes derivados al tener un estado de drogadicción. Sostienen que los ingresos tras la legalización serán muy inferiores a los costos ambientales y de salud por el aumento de las visitas al hospital, tratamiento de adicciones, problemas respiratorios relacionados con la inhalación que incluyen asma, bronquitis, infecciones del tracto respiratorio superior, necesidades psiquiátricas y pérdida de productividad. Dicen que el consumo de la marihuana daña al consumidor física y mentalmente, y que su consumo debe ser fuertemente prohibido, no legalizado.

Advierten, además, que se podrá comercializar otro producto que simplemente va a poner a más conductores en la carretera sin tener el uso completo de sus facultades, empeorando un problema que ya tenemos con los accidentes de tránsito por conductores en estado de ebriedad. Pero ante esto, los defensores de la legalización señalan que los que manejan bajo la influencia de la marihuana tienden a ser más cautelosos y a correr menos riesgos que los conductores ebrios, como hacer menos cambios de carriles y reducir la velocidad.

Otro argumento de los que rechazan la legalización es que puede aumentar su uso por parte de los adolescentes. Un mito creciente entre el público es que la marihuana no es una sustancia adictiva. Los datos muestran que un 10% de los que consumen cannabis se vuelven adictos, este número es mayor entre los adolescentes. La marihuana es especialmente peligrosa para los jóvenes, porque el cerebro humano no está completamente desarrollado hasta alrededor de los 25 años. Los efectos adversos de su consumo en adolescentes incluyen deterioro de la memoria a corto plazo, disminución de la concentración, la capacidad de atención y la resolución de problemas, que claramente interfieren con el aprendizaje.

Los defensores de la legalización de la marihuana recreativa dicen que agregará millonarias cantidades a la economía mexicana quitando ese dinero a los narcotraficantes, creando miles de empleos y brindando mayor seguridad pública. Sostienen que la regulación hará que el consumo de la marihuana sea más seguro mediante las pruebas, el etiquetado y el empaquetado con la aprobación de autoridades sanitarias.

Las personas que compran marihuana en la calle no tienen forma de saber si lo que consumen está cubierto de moho, hongos, pesticidas u otras sustancias nocivas. Una vez que se legalice, el gobierno puede hacer cumplir las pruebas de laboratorio y las regulaciones para garantizar que no tenga toxinas y que sea de calidad.

El turismo, la banca, la alimentación, los bienes raíces, la construcción y el transporte son algunas de las industrias que se benefician de la marihuana legal. También podría fortalecer a las instituciones encargadas de darnos seguridad.

Los costos millonarios de la lucha contra el narcotráfico incluyen gastos de Policía, judiciales, legales y penitenciarios. Cada hora que los agentes dedican a la marihuana reduce la seguridad pública. El legalizarla puede reducir la delincuencia callejera, quitará negocios a los cárteles de la droga y en lugar de arrestar a personas por marihuana, los policías podrían centrarse en delitos graves, como violación y homicidio.

Concluyen que la marihuana es menos dañina que el alcohol y que los adultos deberían tener derecho a consumirla si así lo desean. El alcohol y el tabaco son legales, pero se sabe que causan cáncer, insuficiencia cardiaca, daño hepático y mucho más. No hay casos registrados de muerte por sobredosis de marihuana.

Esta “Ley general para la regulación del cannabis” sostiene que busca “mejorar las condiciones de vida” de los mexicanos y “contribuir a la reducción de la incidencia delictiva vinculada con el narcotráfico” .

Uruguay y Canadá llevan años con éxito legalizando la marihuana recreativa. Varios estados de Estados Unidos han sabido regular el consumo de cannabis y sus derivados, por lo que, para muchos expertos, su despenalización era una cuestión de tiempo en nuestro país. Hay mucha evidencia que sugiere que la legalización ha sido una bendición para los gobiernos que la han introducido, pero las consecuencias podrían ser diferentes de lo que esperamos los mexicanos si no lo hacemos bien.

Las futuras políticas de prevención deben ser más estratégicas, inteligentes y efectivas para frenar la demanda de droga, incluida la marihuana. Reducir el consumo es esencial para mejorar la salud, la educación y la productividad mexicana. Las nuevas políticas pueden mejorar enormemente el desempeño actual de las estrategias de prevención.

Para que México logre ser el mejor y más grande mercado del cannabis en el mundo se vienen grandes retos como no privilegiar intereses. Si lo hacemos bien, se crearán miles de empleos anualmente, tanto en el negocio de la marihuana como en muchos campos relacionados. Además de que los impuestos recaudados por su venta legal podrían apoyar importantes programas públicos.

Los ingresos fiscales pueden dirigirse a fondos a la seguridad pública, centros de tratamiento de drogas y salud mental y programas de prevención, junto con programas escolares como campañas contra el acoso escolar, tutorías para jóvenes y fortalecimiento para escuelas públicas.

Es hora de legalizar la marihuana, siempre y cuando protejamos a los más vulnerables.