¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de una rica concha con un café o mejor aún con un rico chocolate caliente?
El próximo 1 de octubre entra en vigor la NOM- 051 cuyo objetivo es brindar al consumidor información de nutrimientos e ingredientes críticos que representen un riesgo para la salud en los productos preenvasados. Las nuevas etiquetas que seguramente muchos de ustedes ya vieron en este tipo de alimentos, son negras y contienen los mensajes de: exceso de calorías, exceso de azúcares, exceso de sodio, exceso de grasas saturadas, exceso de grasas trans, contiene cafeína evitar en niños y contiene enducolorantes no recomendable en niños. Este nuevo etiquetado seguramente ayudará a disminuir el consumo de algunos productos como pasó en Chile en donde se ha comentado que hubo una reducción de hasta 25% en las ventas de refrescos gracias a este etiquetado. Lo que busca esta nueva norma es ayudar a la reducción de la diabetes y la obesidad en nuestro país. A la par de este esfuerzo algunos estados de la República han aprobado una ley que prohíbe que las y los niños puedan comprar lo que comúnmente conocemos como comida chatarra y refrescos. Cabe señalar que aplica a productos empaquetados más no a productos como las tortas, los tacos, dulces caseros entre otros.
Podríamos decir que ambas iniciativas pretenden atacar el problema de salud, desafortunadamente no serán la solución, ya que se han hecho estudios en otros países que han demostrado que no necesariamente el etiquetado funciona en ciertos segmentos de la población. Tal fue el caso en Francia en donde un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, se concluyó que las personas mayores así como las de un nivel adquisitivo y educativo bajo no diferenciaban los productos por el tipo de información impresa en la etiquetas. En Estados Unidos a pesar de los etiquetados la población obesa tanto adulta como niños sigue en aumento.
En nuestro país, por nuestra cultura y forma de ser no dudo que en algo ayude la nueva normatividad así como las leyes que se aprueben en contra de la comida chatarra, pero no es la solución a este grave problema.
¿Saben cuánto consumimos de pan en México?
Según la Asociación Nacional de Proveedores Profesionales de la Industria del Pan Repostería y Similares (Anproban) el consumo per cápita en nuestro país es de 32.5 kg al año y se estima que el pan se encuentra en la mesa de más de 90% de las y los mexicanos.
En un estudio llevado a cabo por la Profeco en la Cdmx en 2017, el 96.7 % de los encuestados contestó que consume pan tradicional “recién hecho” una vez a la semana. Y a esa misma muestra de personas se les preguntó que si consumían pan dulce, galletas o pastelillos empaquetados y la respuesta fue de un 25% de quienes sí lo hacían. Cómo podemos ver en estas cifras, no son los productos empaquetados los que más se consumen a diario y este ejercicio estadístico seguramente aplica a muchas entidades del país. Tenemos que reconocer que la dieta diaria de muchos mexicanos está conformada por pan, tacos, tortas, fritangas, entre muchos otros. Existen otros factores que hacen que la población coma “lo que sea” en la calle y uno de los principales es el económico. Otro factor es el tiempo: la población que trabaja sobre todo en las grandes ciudades comen rápido y no se detienen a pensar en el impacto que tienen los alimentos en su dieta. Y así podemos enumerar muchas razones, pero existe una fundamental que es la educación. Si se quiere cambiar el modelo de alimentación de la población, se tiene que seguir trabajando en la educación. En la medida en que las y los niños de nuestro país, así como sus padres sepan los beneficios de una dieta saludable, se podrá realmente disminuir la obesidad y las enfermedades relacionadas con la misma. Debe existir un cambio en nuestra cultura laboral, en la cantidad de horas de trabajo, así como en la motivación de realizar ejercicio y descansar. No es un tema nada sencillo, pero de nada servirán los etiquetados ni las leyes antichatarras si no se atacan todo los problemas y las soluciones al mismo tiempo. De no ser así todo se resumirá en que vivan las dulces y grasosas tentaciones.
