Son tan nimios los resultados que han mostrado los diputados locales a los hidalguenses que nadie, ni ellos, han intentado legislar sobre una posible reelección. Y qué bueno, porque con tanta pifia y ocurrencia vemos cómo se desperdician cerca de 300 millones de pesos anuales en su manutención.
La llegada de una bancada mayoritaria distinta a la priista, abrigó esperanzas de un posible cambio hasta en el modo de llevar a cabo las sesiones, en las propuestas, sin embargo, pasaron los meses y luego los años y están por irse sin dejar mayor herencia que una desafortunada decepción social.
Olvidaron los diputados opositores al PRI que deberían vigilar la pulcritud del quehacer administrativo, social y hasta político en la entidad. Tan poco es su compromiso que el Presupuesto de Egresos del Estado de Hidalgo 2021 que ellos aprobaron por unanimidad todavía no es publicado en el Diario Oficial del Estado de Hidalgo.
Desde el 2 de diciembre fue cuando, sin mucha discusión, dieron su fallo sobre el documento propuesto por el gobernador Omar Fayad Meneses, a diferencia de otras legislaturas que llegaban hasta el último día del mes sin acuerdos, aun cuando la oposición tenía menos escaños.
Y el hecho que no sea oficial el presupuesto que ya se ejerce, porque no ha sido publicado en el diario oficial, nos muestra esa displicencia que muestran en sus tareas.
Hasta el momento no sabemos de alguna ley que realmente amerite el gasto superior a los 110 millones de pesos destinados en los servicios generales para que los diputados se sientan a gusto, y junto a ello, no miden gastar cerca de 9 millones de pesos en una mal llamada Comunicación Social.
El fuerte aparato legislativo que significa gastar anualmente 183 millones de pesos de forma anual, nos muestra que hay un gasto innecesario en una entidad ubicada en la sexta peor posición de bienestar social en el país, en donde más de la mitad de sus habitantes ya muestran algún signo de pobreza.
Y claro está que si no observaron el dispendio en el erario, menos tuvieron el valor de revisar cada uno de los conceptos del decreto de egresos 2021, en donde aparecen cifras poco conservadoras en materia de gasto, por ejemplo los 8 millones 350 mil pesos que se gastarán en gobernanza. Como dijeran, que alguien nos explique esos inventos en un territorio tan igual que en 1970, según los estándares que marca Coneval.
Y es tan de risa este presupuesto, que se gastarán en un rubro de políticas públicas denominado “Austeridad y Eficiencia en las Políticas Públicas” la nada despreciable cantidad de 6 millones 584 mil 387 pesos, mientras que para la atención a los adultos mayores apenas alcanza los 6.2 millones de pesos.
La subordinación entendida de los diputados ante los gobernantes por pertenecer al mismo partido político fue cosa común en nuestra entidad; sin embargo, en esta primera legislatura con mayoría opositora sigue una inexplicable obediencia.
Están tan alejados de la realidad hidalguenses que una diputada poco letrada buscó sancionar a quien lance cohetes al aire para evitar que los animales sufran. Por supuesto desconoce que comunidades enteras de Santiago de Anaya viven de la pirotecnia históricamente y su propuesta nunca habla de alternativas productivas para quienes hacen los cohetes.
Y este solo sería un ejemplo de muchos dislates legislativos que han tenido que remendar la CNDH, la Suprema Corte de Justicia y otras instituciones serias. Ya solo faltan cinco meses y se van.
Nimiedades: La prevención del Covid-19 entre los empleados gubernamentales fue depositada en jefes menores, por ello, cada día hay más esquelas de burócratas que laboran hacinados y sin ventilación.
Jorge Martínez López
