El avance democrático que experimenta Hidalgo en sus consensuadas reformas electorales, las cuales siempre advierten alcances de vanguardia, la mayor de las veces queda en buenas intenciones y se resume a un trámite burocrático más del árbitro electoral.
Un ejemplo es en este momento los llamados debates, los cuales fueron propuestos para que la ciudadanía realizara un contraste de propuestas entre los contendientes y como en toda confronta pudiera saber hasta donde llega su capacidad de enfrentar a sus adversarios sin perder el talante y mucho menos la propuesta.
Esta tarea, que en cierto momento fue novedosa y aplaudida como una forma democrática de hacer propuestas, se fue desinflando conforme pasó el tiempo y quedó solo en un acto de buenas intenciones.
Aquí en Hidalgo, todos fuimos testigos del debate de los aspirantes a la gubernatura, quienes se enfrascaron en una lucha de propuestas, pero también de verbo ardiente. No falto el desquiciamiento del cantante Francisco Xavier, que se lanzó con todo contra el candidato priista Omar Fayad sobre tendencias sexuales.
El momento que para muchos persignados fue bochornoso, para el aludido lo tomó de manera tan dispersa hasta cuando anunció formular una denuncia.
Este tipo de episodios en la vida democrática de Hidalgo han desinflado en mucho el interés por estos actos que se han convertido en la enumeración de buenos propósitos, sin llegar a la denostación.
Cuál es el sentido de este ejercicio, justamente el derecho a decir las cosas por su nombre, mostrar que efectivamente se tiene la mejor propuesta y el mayor control sobre sus actos, que el aspirante suma puntos en favor de su candidatura.
Sin embargo, ahora el Instituto Estatal Electoral ha buscado la forma de convertir, al igual que ellos, en un acto burocrático los ocho minutos a que tiene derecho cada participante.
Cómo plantear la vida de un municipio, su problemática y su solución en un tiempo tan corto es la pregunta que se hacen ellos al quedarse en ayunas de muchas propuestas y de muchas aclaraciones.
Que tan validos son estos mal llamados debates al convertirlos en una simple presentación preparatoriana que finalmente no cumple el propósito para que fueron creados.
El nuevo esquema político existente en el país demanda mayor apertura, que el ejercicio democrático sea palpable y realmente de políticos profesionales que cumplan con debates de todo tipo, solo de este modo alcanzaremos a tener las autoridades que necesitan nuestro tiempo.
La contienda electoral municipal ya tiene encima la otra enfocada a renovar la Cámara de Diputados en donde, por obligación, necesitamos congresistas con más capacidades que grillas. Urge una camada de diputados capaces para que las autoridades administrativas y hasta las más nobles como Derechos Humanos no les reprueben sus reformas o leyes, las cuales se han caracterizado por carecer de la sensibilidad de una sociedad que ya no se chupa el dedo.
Los alcaldes, por necesidad administrativa más que política, deberán tener la posibilidad de hacer florecer y rendir sus presupuestos para evitar que queden en suspenso cualquier esperanza.
Ya necesitamos una nueva dinámica política en Hidalgo.
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