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Hace (14) meses
Yolanda del Río, la Rancherita hidalguense
Trece años de labor periodística de Criterio
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Para los integrantes de mi generación será grato recordar la voz impostada de don Emiliano Luna Gayo, el locutor oficial del Gobierno de Hidalgo —entre 1960 y 1990— anunciar en alguno de los muchos actos oficiales o ceremonias cívicas celebradas en los años sesenta; la actuación de la Llanerita Hidalguense, calificativo con el que se conocía a Yolanda Jaén López, una niña que desde los 6 años fue reconocida por su peculiar manera de interpretar las canciones rancheras más populares de entonces.

Cuarta y última hija del matrimonio de Manuel Jaén y Consuelo López, Yolanda nació el 27 de mayo de 1955, en la ciudad de Pachuca, población que vivía entonces los estertores de minería y fue ahí donde transcurrieron sus primeros años. A finales de los sesenta, la Llanerita Hidalguense se inscribió en el popular concurso de la televisión mexicana, Estrellas Infantiles Tofícos, conducido por Pepe Ruiz Vélez y Genaro Moreno, en el que resulta triunfadora y salta al estrellato con el nombre e Yolanda el Río escogido por sus apoderados. 

Cuentan sus biógrafos que, sin interrumpir sus estudios, cuando tenía 14 años, fue escuchada por Felipe el Indio Jiménez, por entonces director artístico de la RCA Víctor —una de las más prestigiadas disqueras de la época—, quien le propuso grabar en esa compañía. Su primer sencillo, La Hija de Nadie, fue todo un éxito ya que seis meses después de haber aparecido, rebasaba ya el millón de copias y se escuchaba en otros países.

La década de los años setenta fue el periodo de más triunfos en su carrera, pues además de sus actuaciones en diversos palenques de México, se presentó también en Estados Unidos, así como en algunos países de Centro y Sudamérica, y poco después en España. Para 1984 se reportaban más de 18 millones de copias vendidas de su sencillo La Hija de Nadie.

El estilo melancólico con el que interpretaba sus canciones, le ganó un lugar muy especial entre los admiradores de la canción ranchera y pronto logró colocar con gran éxito en el mercado sus interpretaciones de Se me olvidó otra vez, Llorar, llorar, llorar, Tus maletas en la puerta, El día que me acaricies lloraré, Ay mamá lo que te dije, Camas separadas, La misma gran señora, “Una intrusa y Traicionera mala amiga, que lograron afianzarse en el gusto de sus seguidores.   

A mediados de los años ochenta, debutó en el famoso programa televisivo Siempre en Domingo, conducido por don Raúl Velazco, en el que redondeó muchos de sus triunfos y sitio en el que también se confesó como orgullosa hidalguense.

Aunque sin créditos, hizo su aparición en la pantalla cinematográfica hacía el año de 1969 en la cinta El caballo bayo, ya que fue hasta 1976 cuando actuó en el elenco protagónico de la película La Hija de Nadie, enmarcada con su canción homónima. Un año antes aparece en el filme El ministro y yo, donde interviene como una mujer en el embotellamiento. Importantes fueron sus actuaciones en La Jorobada y El canto de los humildes, pero sobre todo en La India Blanca donde protagoniza a Zenaida; sus últimas actuaciones en la pantalla grande se sucedieron en 1983, en las cintas Lazos de sangre y El gran moyocoyo; en total, la filmografía de la hidalguense Yolanda del Río es de 17 películas, de las que cinco son sin créditos. 

Si bien en los últimos años a pausado su carrera no ha hecho mutis completo, inclusive ha concedido diversas entrevistas y tiene contacto con sus seguidores, en ellas ha confesado la gran amistad que tuvo con Juan Gabriel —quien la consideró siempre como una de las mejores intérpretes de canción ranchera—, teniendo como marco sus seis Discos de Oro y los premios Grammy obtenidos; la otrora Rancherita hidalguense niega su retiro de los escenarios y promete pronto volver al camino de las presentaciones.

Foto: Especial

Es frecuente escuchar la paráfrasis que los pachuqueños pronunciamos reiteradamente, “Que lástima que Pachuca esté tan lejos de Dios y tan cerca de la Ciudad de México”; sin embargo, esta cercanía con la capital de la república fue la que permitió a Yolanda Jaén López (Yolanda de Río) saltar rápidamente a la popularidad nacional, en razón de la facilidad para participar en diversos programas artísticos, donde fue escuchada por el Indio Jiménez, alto funcionario de la RCA Víctor, una de las más importantes compañías disqueras de la segunda mitad siglo XX.   

Como no recordar que en los años de la niñez de Yolanda habían, en Pachuca, diversos escenarios artísticos donde muchos niños y jóvenes de entonces encontraron el nidal  de sus aspiraciones; famoso fue el grupo del Teatro Experimental de Pachuca —que dio abrigo al teatro Universitario—, que dirigiera el inolvidable Guillermo Romo de Vivar y Frías, de igual manera, la Escuela de Bellas Artes, primero dirigida por el extraordinario poeta Genaro Guzmán Mayer y luego sucesivamente por sus hijos Isaac y Agustín Guzmán Valdez, sitio donde se formaron cientos de músicos, narradores, danzantes y otros muchos hombres y mujeres que así encauzaron su vocación artística.

Sean estas notas un homenaje a aquellos pioneros del arte hidalguense y desde luego a doña Yolanda del Río, una de las mayores intérpretes de la canción ranchera mexicana, a quien le deseamos una larga vida.  La imagen que incluye esta publicación es propiedad de “Artist Profail San Antonio Texas”.          

 

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