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Hace (20) meses
Una oportunidad para Hidalgo
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Hidalgo tiene la mesa servida para convertirse en un destino gastronómico de relevancia internacional. ¿Se logrará este cometido en los próximos años?

Para sorpresa de propios y extraños, por primera vez en su historia el estado cuenta con una escena gastronómica contemporánea, en proceso de consolidación, gracias al esfuerzo de emprendedores, empresarios y productores del campo que han creído en esta tierra, aun si la sociedad local no ha dado muestras de comprender bien a bien lo que está sucediendo.

Y es que construir un destino turístico con vocación gastronómica, tal como se ha hecho en Ensenada, Oaxaca o San Miguel de Allende, requiere más que buenos deseos.

Alcanzar una meta de tal proporción requiere que la región cuente con algunos elementos imprescindibles, tales como un sector rural comprometido con la cría, cultivo y elaboración ecológicamente responsable de ingredientes de alta calidad; cocineros y emprendedores visionarios que apuesten por invertir en la creación de restaurantes de alta cocina con menús basados en productos y técnicas locales; empresarios que desarrollen productos alternos para complementar la oferta culinaria, y promotores profesionales que difundan esos esfuerzos en otros sitios del país y el extranjero.

Asimismo, es necesaria la participación de gobiernos estatales y organismos de representación empresarial para acelerar la capacitación del capital humano, crear esquemas de coinversión publicitaria con municipios y acercar fuentes de financiamiento público y privado a los talentos gastronómicos que no cuentan con los recursos suficientes para poner en marcha sus negocios.

En este momento, Hidalgo cuenta con la mayoría de los puntos, pues existen programas turísticos en crecimiento como Pueblos con Sabor, restaurantes de alta cocina con acento regional como Sotero Cocina de Oficio, en Pachuca —uno de los quinientos mejores del mundo, según la guía francesa La Liste— y Hñähñu, en Mixquiahuala; productores rurales responsables con el medio ambiente como Adelfa García, criadora de ganado porcícola de raza Ts’udi Xirgo en Tepatepec y Flavio Fernández del vivero Nuevos Horizontes en Huasca; emprendedores como Felipe Magaña de El Refugio, el primer viñedo hidalguense, Guillermo Fuentes, emprendedor indígena que destila la ginebra artesanal Jäpi en Ixmiquilpan, y Julio Uribe Curn de Pulque Fino, de los Llanos de Apan y Hacienda Zotoluca.

Hidalgo está ante la posibilidad de emplear la alta cocina como una plataforma social para la generación de empleos, el cuidado del medio ambiente, el desarrollo sostenible de las comunidades y la atracción de un segmento de turismo acostumbrado a pagar por experiencias, e incluso para que los hidalguenses se enamoren nuevamente de su estado.

La oportunidad, dice el refrán, no llama dos veces.

Raúl Alfaro Segovia

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