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Hace (14) meses
Un apretón a Lázaro y el ingeniero se bajó del Mexicolectivo
Salvador García Soto
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Mientras el presidente López Obrador ayer no cabía de gusto de saber que Cuauhtémoc Cárdenas no se había sumado a proyectos de país que él calificó de “conservadores” (“celebro mucho que se haya deslindado el ingeniero Cárdenas), al interior del grupo de Mexicolectivo varios de sus integrantes, que trabajaron durante año y medio en el documento “Un Punto de Partida” y que vieron durante ese tiempo al excandidato presidencial como un entusiasta promotor y participante del mismo, no entendían todavía qué fue lo qué paso y por qué Cárdenas decidió bajarse “de último momento” del lanzamiento de la plataforma ciudadana.

Todavía el viernes pasado, cuando se reunieron varios de los intelectuales, políticos y activistas para revisar la redacción final del documento y acordar la dinámica del evento, las participaciones y discursos de los oradores y otros detalles logísticos, el ingeniero asistió y estuvo participando, según afirman varios de los asistentes a esa última reunión. Incluso aceptó ser el último orador que cerraría el evento del lunes en el World Trade Center, con lo que quedaba claro su papel fundamental en el lanzamiento del proyecto y la consulta para diseñar “un nuevo modelo de país”, tan fundamental que todo este movimiento surgió a partir del libro “Una Democracia Progresista”, publicado por Cárdenas en el 2021.

Pero algo pasó entre el viernes por la tarde y el lunes que hizo que Cuauhtémoc, el referente moral de la izquierda mexicana, el luchador por la democracia y precursor de la alternancia política en México, dio un vuelco de 180 grados y tomó la decisión de no asistir a la presentación del Mexicolectivo, avisando de último momento a sólo uno de los políticos que participaban en el grupo. Tan fue repentina e inesperada su cancelación al evento del WTC que todavía su nombre estaba en el programa como el orador final que cerraría con su discurso y al enterarse, unas horas antes de que Cárdenas no asistiría, los organizadores tuvieron que maniobrar para que la senadora Patricia Mercado, que no estaba originalmente considerada, tomara el lugar del ingeniero y diera el discurso oficial.

Es decir que fue entre el sábado y el lunes cuando Cárdenas tomó la decisión de bajarse del grupo que cuestiona la situación actual del país por temas como la violencia, la polarización, la pobreza y el militarismo, además de alertar sobre riesgos de autoritarismo y de la prevalencia de “una sola voz” y un “pensamiento único” en el actual régimen gobernante. Por eso lunes la mayoría de los integrantes del grupo ignoraban que el ingeniero no llegaría a la cita y mucho menos sabían que había renunciado a un proyecto en el que trabajó por año y medio y que prácticamente nació a partir de su pensamiento expresado en el citado libro.

En su apresurado e improvisado comunicado, que sólo hizo público después de que el presidente López Obrador descalificara por la mañana al grupo Mexicolectivo y los tachara de “conservadores” y a él lo calificara como “adversario político”, Cárdenas Solorzano nunca explicó cuáles eran las “consideraciones de tipo político” por las que había decidido abandonar el proyecto que auspició y concitó. Pero entre los que tuvieron más de una decena de reuniones con él y lo vieron siempre entusiasmado con el proyecto, circula una versión de que “más que consideraciones políticas, fueron razones familiares”.

Y es que, según las fuentes consultadas, la decisión del ingeniero se debió a una petición directa de su hijo Lázaro Cárdenas Batel, coordinador de Asesores del Presidente, y al que a su vez le pidieron en Palacio Nacional tocar el tema con su padre. “Un apretón a Lázaro y el ingeniero se bajó”, nos dijo un participante en todas las reuniones que durante año y medio tuvieron lugar mediante una comida mensual en un salón del Centro Asturiano de Polanco. “Yo también soy padre y puedo entenderlo, aunque a todos nos sorprendió y no nos esperábamos una decisión así del gran luchador por la democracia que es Cuauhtémoc”, remató.

No es tan difícil pensar en la veracidad de esa versión ni en quién pudo pedirle a Cárdenas Batel que hablara con su padre. Lo que sí resulta difícil de entender, por más que se comprendan sus razones políticas o familiares, es que una figura del tamaño de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano que, como bien dijo Ricardo Monreal “ya está más allá del bien y del mal”, y sin duda tiene ganado su lugar en la historia reciente del país por su contribución a la democracia y la transición política en México, haya decidido recular en un proyecto que además coincide con las críticas que él ha hecho públicamente a la falta de rumbo y de definición real de izquierda de la autonombrada “Cuarta Transformación”.

El martes, cuando se fueron en banda cuestionando y criticando al líder moral de la izquierda, sin el que ninguno de los dos estaría donde está, López Obrador y Claudia Sheinbaum dijeron, con el afán de descalificarlo, que “son tiempos de definición” y que Cárdenas estaba definiendo de qué lado estaba. Y todo indica que eso fue lo que finalmente hizo el ingeniero.

NOTAS INDISCRETAS…

Mientras Morena en la Cámara de Diputados se apresta a aprobar la iniciativa presidencial sobre la Ley del Cabotaje en la aviación nacional, los sindicatos de pilotos, sobrecargos y demás trabajadores de la industria aeronáutica ya iniciaron un movimiento “En Defensa de la Aviación Mexicana” y, en una protesta el martes afuera de Palacio Nacional le pidieron al presidente López Obrador reconsiderar su intención de abrir los vuelos nacionales a las grandes aerolíneas de todo el mundo, porque eso sería decretar la muerte a la mayoría de las aerolíneas mexicanas. Es tan grave el panorama que están viendo los pilotos y trabajadores de la industria aérea, que el comandante José Humberto Gual Ángeles, secretario general de la Asociación de Pilotos de México (ASPA), no dudo en decir que si el presidente López Obrador ordena a los diputados de Morena aprobar su iniciativa para permitir el cabotaje, estaría “regalando la soberanía aérea de México a las compañías extranjeras” y por lo tanto se convertiría en “el nuevo Santana” que cedió la mitad del territorio soberano de México a los Estados Unidos. Y es que son al menos 1.5 millones de trabajadores y familias los que dependen de la industria aérea y de las aerolíneas mexicanas, que aportan el 3.5% del PIB con su actividad. Y cuando habla el comandante Gual Ángeles, está hablando un descendiente directo del General Felipe Ángeles, que lleva el nombre del nuevo aeropuerto que quiere promover el presidente López Obrador con esta iniciativa, y también un piloto militar, formado en la Fuerza Aérea Mexicana y que llegó a ser el comandante del avión presidencial en varios sexenios. Incluso el dirigente de los pilotos dicen que ha hablado con los funcionarios de la Secretaría de Comunicaciones y con otros integrantes del gabinete para explicarles la gravedad de lo que quiere hacer el presidente, al poner a competir a las aerolíneas nacionales con gigantes de aviación de otros países por las rutas domésticas, y asegura que varios en el gabinete le dicen qué entienden el problema y que los pilotos tienen razón, pero no se atreven a decirle al presidente que está equivocado. ¿Y entonces, por un capricho presidencial, uno más, vamos a dejar que arrasen y desaparezcan a las aerolíneas mexicanas?… Los dados mandan Escalera Doble. Mejora el tiro y la semana.

 

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