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Hace (14) meses
¿Suicidio planetario?
Marco Moreno
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“No se trata simplemente de mantener el objetivo de 1.5ºC vivo: se trata de mantener a la gente con vida”, corría el 17 de diciembre de 2022 y el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se dirigía a los participantes de la cumbre climática en la ciudad de Sharm el Sheij en Egipto.

Las palabras de António Guterres tenían el sabor de la desesperanza frente a la fría manera de hablar, de tocar el tema del cambio climático, arremetió de forma directa y señaló que “existe claramente una falta de confianza entre el Norte y el Sur”.

Además, dijo “El reloj del clima no para y la confianza se está erosionando”. Guterres, señaló que debemos de contar con un acuerdo solidario por el clima o un pacto suicida planetario.

La realidad y la forma de consumo, la manera en que actuamos frente al ambiente y la necesidad de conservación dejan en claro que más aspiramos a un suicidio planetario en aras de una libertad que ya no representa casi nada que a una acción conjunta, solidaria y llena de esperanza en favor de la vida.

En ese sentido, construir espacios de colaboración entre el gobierno y las empresas, entre el gobierno y las organizaciones pareciera, en el marco del cambio climático una necesidad en la que se estaría trabajando de manera urgente, contra reloj.

Escuchando con atención, acordando en lo realizable y buscando los resultados más adecuados, no para el gobierno, sino para la gente. Es claro, muy claro que cuando un gobierno busca resultados que le permitan ir más allá de la simple administración y la burda recaudación de impuestos, pone por encima de toda acción la intangibilidad de la dignidad humana.

Sí, la dignidad humana, no solo como se expresa en la Constitución Mexicana o en la constitución de Hidalgo; dignidad inherente al ser humano; dignidad que moldea el decir y hacer del gobierno, que lo supedita a la condición humana.

En un entorno marcado por el cambio climático la realidad de los gobiernos tendría que ser así. Lástima, aún no existe un gobierno de ese tamaño, de ese calado y vaya que nos urge.

Dijo Guterres: “La forma más efectiva de reconstruir la confianza es encontrar un acuerdo ambicioso y creíble sobre daños y apoyo financiero para los países en desarrollo. No podemos hablar de justicia climática, aunque estemos en una crisis de inseguridad entre nosotros”.

No podemos hablar de justicia climática mientras no reconozcamos que las políticas públicas en la materia deben sujetarse a la dignidad humana, a pesar de que el concepto aparece siete veces en la Constitución de Hidalgo, no expresa con certeza, ni el concepto ni su filosofía.

Tampoco, la práctica administrativa lo atrapa, se queda arrinconado en el discurso, en las palabras llenas de buenos deseos y explicaciones sobre una realidad que no capturamos del todo y que no comprendemos en su justa medida.

En ese sentido Humberto Nogueira, en su estudio “Las bases de la institucionalidad, realidad y desafíos” expresa “la dignidad es una cualidad intrínseca, irrenunciable e inalienable de todo y a cualquier ser humano, constituyendo un elemento que cualifica al individuo en cuanto tal, siendo una cualidad integrante e irrenunciable de la condición humana”.

Los que dicen que saben, se preguntarán, ¿qué rayos tiene que ver la dignidad humana con el cambio climático? Si partimos de que el concepto de dignidad no aparece una sola vez en la Ley para la Protección al Ambiente del Estado de Hidalgo, podría cualquiera decir que nada.

Pero ya la declaración de Estocolmo de 1972 inicia diciendo: “El hombre tiene derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio ambiente de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras”.

La vida digna que se enuncia en la declaración de Estocolmo, es solo un ejemplo de por qué las acciones y las políticas públicas en materia de cambio climático o de conservación de la biodiversidad reclaman la inclusión de la dignidad humana, como su eje fundamental.

António Guterres señaló que podemos optar por el suicidio planetario, si no actuamos a tiempo frente al cambio climático, pero también podemos optar por la solidaridad climática; podemos, falta verdaderamente decidir.

 

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