· 
Hace (35) meses
Ruptura al borde del abismo
Compartir:

El escenario no podría ser peor de cara al 6 de junio: el presidente de la República enfrentado al del Instituto Nacional Electoral, amenazado de muerte por el candidato de la discordia.

Las cosas ya se salieron de control. Y crece cada día la posibilidad de descarrilar no solo en Guerrero, sino en todo el país, el proceso electoral más complejo de los últimos tiempos: 15 gubernaturas, otros 21 mil cargos y la estratégica renovación en la Cámara de Diputados, que es donde se decide el presupuesto; aunque el propio Andrés Manuel López Obrador ha dicho que, si pierde la mayoría morenista, no está tan fácil que le quiten sus dineros, porque ejercerá su derecho de veto.

Ahí está el detalle: Félix Salgado Macedonio es solo una marioneta diabólica cuyos hilos se manejan desde Palacio Nacional; todavía ayer, el presidente extrapoló su tema del desafuero de hace 20 años para justificarlo y defenderlo; lo exhortó a luchar contra el fraude electoral de manera pacífica, y aunque reconoció que sus amenazas de buscar en sus casas a los consejeros electorales además de darlos por muertos “crispan el ambiente electoral”, también lo crispan los que hacen fraude. Se equivoca. Su candidato a ultranza, el también llamado “toro sin cerca”, no crispa, sino que comete un delito grave, cuya flagrancia ha rescatado oportunamente mi admirado José Antonio Crespo cuando consigna que el artículo 131 del Código Penal establece una pena de hasta siete años de prisión a quien “amenace a la autoridad para intimidarla u obligarla a tomar alguna determinación”. Punto. Así que Salgado Macedonio es un delincuente que llamó “cabroncito” a Lorenzo Córdova y llevó al INE un ataúd pintarrajeado: “Lorenzo, cuenta tus días rata demonio”; es pues un matarife en cuyo populacherismo el presidente confía para darle a Morena un estado más bajo control de la 4T. Por eso lo ha impulsado, protegido y justificado al grado de decir que las acusaciones sobre acoso sexual no son para tanto, porque no hay un proceso por violación.

Al momento de escribir estas líneas, todavía no había una resolución sobre el caso. Pero Salgado ya ha amenazado con que “no le rasquen los güevos al Toro porque si no me devuelven la candidatura, no habrá elecciones en Guerrero”.

Mientras tanto, el INE está en un dilema y escribiendo la que puede ser una página crucial en nuestra vía democrática: si se retracta de su decisión de inhabilitar al morenista por no presentar sus gastos de precampaña, perderá estatura moral en un año clave. Y si confirma su veredicto, será acusado por las huestes morenas de desatar una revuelta social –aunque absolutamente ilegal- de muy alto riesgo.

Lo más grave es que quien debiera de evitar las amenazas las exacerba con expresiones insultantes una mañana sí y la otra también; aunque rechaza encabezar una campaña contra el INE, le lanza un “ya basta de estar simulando que son demócratas, cuando siempre han estado al servicio de la antidemocracia”; “ahora están convertidos en el supremo poder conservador, ya deciden quién es candidato y quién no. Antes no era así, a lo mejor ya cambiaron las leyes, o antes no se aplicaban y ahora sí se aplican”.

López Obrador convocó a los gobernadores a un pacto para no involucrarse en el proceso electoral. Él mismo se proclamó “guardián de las elecciones” y aseguró que no permitiría que intereses políticos afecten a la democracia. Ojalá reflexionara que con sus dichos y hechos la ha puesto al borde del precipicio.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad