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Reflexionando…
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No te conviertas en analfabeto emocional

Hoy en día, una de las mayores dificultades que nos encontramos en nuestro desarrollo emocional, es que se nos ha enseñado a pensar sobre lo que sentimos, por qué lo sentimos, o cómo se llama eso que sentimos, cuando ni siquiera hemos aprendido ni se nos ha enseñado a sentir; nuestra educación ha sido, básicamente, racional, olvidando casi por completo lo emocional.

Muchos escritores dirían que nos encontramos en una generación de “analfabetos emocionales”; desde que se descubrió que la inteligencia racional no basta para alcanzar el éxito sino más bien tener también inteligencia emocional para avanzar, de aquí surgieron cambios sobre el manejo de las emociones, aunque muchos aún no lo entienden.

Autores como Daniel Goleman dice que: “El éxito en la vida depende en el 20 por ciento del consiente intelectual y en el 80 de la inteligencia emocional”. A través de investigaciones se está demostrando que la falta de Inteligencia Emocional contribuye en la aparición de problemas, tanto en niños como en adultos, en nuestras interrelaciones personales, así como laborales y también en nuestro bienestar psicológico.

Las emociones no solo nos deben importar, sino que además debemos aprender a que son contagiosas. El contagio emocional es un proceso automático e inconsciente que tenemos todos y que de forma natural tendemos a imitar a los demás. Tenemos que cuidar nuestro entorno emocional, ser conscientes del que generamos nosotros ya que somos emocionalmente influenciables; rodearnos de emociones positivas obviamente nos hace sentir emociones positivas y lo mismo pasa con las emociones negativas. De hecho, se dice que, para saber cómo son tus emociones y qué tanta influencia recibes del exterior, cuenta quiénes son las cuatro personas que más influencia tienen sobre ti, entre amigos y familiares, y ahí entenderás de manera más directa qué es el contagio emocional, que funciona casi del mismo modo que las enfermedades infecciosas.

Debemos de recordar que las emociones negativas suelen ser más potentes que las positivas. Algunos investigadores han establecido la regla del 3:1, es decir, son necesarias tres experiencias positivas para eliminar una negativa ya que las experiencias negativas son tres veces más potentes que las positivas; por ejemplo: si una persona te hace sentir triste por cualquier comportamiento será necesario entonces que experimentes con ella tres emociones positivas para compensarlo, quizás te suene muy disparatado, pero realmente cuando empezamos a tener una actitud positiva nos damos cuenta que no es tan complicado.

La mayor parte de la educación que recibimos desde que somos pequeños está centrada en respetar al prójimo, hablar con educación, cuidar nuestro lenguaje, el tono, la forma, entre otras, y estos son aspectos para vivir dentro de una sociedad, pero esto es una educación incompleta: no nos enseñan a vivir “hacia adentro”, es decir, a cuidarnos, a escucharnos a nosotros mismos, a cuidar el lenguaje que utilizamos cuando pensamos, a hablarnos en positivo, a sentir, a querernos y a valorarnos, y esos son aspectos básicos que poco a poco irán forjando nuestra vida.

Para generar emociones positivas en los demás debemos comenzar por no generar emociones negativas, tanto en nosotros mismos como en los demás, antes de contaminar a otras personas con emociones negativas (rencor, ira, rabia, enojo, resentimiento); podemos pensar bien las cosas aplicando tres veces los tres filtros de Sócrates, que consisten en:

La verdad: estar completamente seguro de lo que vas a decir y de que lo que vas a decir sea cierto.

La bondad: que lo que vayas a decir sea bueno, si no es bueno, no lo externes.

La utilidad: que lo que vayas a decir sirva de algo, si no aporta no sirve.

Te reto a que esta semana estés en actitud positiva, sonríele a un extraño, canta en voz alta tu canción favorita, haz cosas que mantengan tu estado emocional lo más alto que sea posible y verás cómo cambia el día a día de forma positiva.

¿Qué decides hoy, practicar la Inteligencia Emocional o seguir quejándote por todo?

Como siempre, te deseo larga vida, salud y prosperidad.

Si tienes alguna duda, escríbeme, con gusto te ayudaré.

Hasta la próxima.

Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos,

mejor podremos leer los de los demás: Daniel Goleman

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