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Hace (12) meses
Próxima presidenta del INE deberá cumplir su juramento
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Cuatro de las cinco mujeres que buscan alcanzar la presidencia del Instituto Nacional Electoral tienen vínculos con Morena, el partido cuyos legisladores, obedeciendo las instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, han intentado de diversas maneras desmantelar dicho Instituto para darle al gobierno federal el control sobre las elecciones y la información que de cada ciudadano contiene el padrón electoral.

Teóricamente, el proceso de selección de los consejeros y la consejera presidente del INE es un proceso técnico y objetivo, en el cual se busca elegir a las mujeres y hombres que cumplan con los requisitos y el perfil necesarios para el puesto, sin importar su afiliación política.

Sin embargo, la historia de nuestro país abunda en ejemplos de quienes antepusieron sus intereses personales, familiares, religiosos o partidistas sobre los intereses supremos de la Patria, lo que en alguna medida explica las asonadas, golpes de Estado, guerras civiles, magnicidios, dictaduras y 70 años de presidentes priistas en los 201 años que recién cumplirá México como país independiente.

Lo que debemos preguntarnos es si la mujer que la Cámara de Diputados elegirá para presidir al INE, en caso de estar de alguna manera vinculada a Morena, será capaz de anteponer los intereses de la democracia a los de un partido que ha dado muestras sobradas de querer constituirse como el sucesor del PNR-PRM-PRI, o sea la versión 4.0 del partido que fundó en 1929 el jefe máximo de la Revolución Plutarco Elías Calles.

Ahora bien, tener vínculos familiares o afectivos con un morenista distinguido no necesariamente significa que la próxima presidenta del INE, si es alguna de las cuatro que está en esa situación, vaya a traicionar el juramento “de guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen” que hará al tomar posesión del cargo. Es más, tales vínculos podrían deteriorarse y hasta fracturarse en caso de que cumpla con lo que jurará.

Las cuatro aspirantes con vínculos a Morena son:

Bertha María Alcalde Luján es funcionaria en la Comisión Federal Para Riesgos Sanitarios (Cofepris). Antes fue delegada de Programas del Bienestar en Chihuahua. Es hija de la expresidenta del Consejo Nacional de Morena, Bertha Luján, y hermana de Luisa María Alcalde Luján, Secretaria del Trabajo y Previsión Social.

Guadalupe Álvarez Rascón es hija de José Antonio Álvarez Lima, senador de Morena por Tlaxcala, quien como priista fue senador y gobernador de ese estado.

Iulisca Zircey Bautista Arreola es pareja de Daniel Octavio Fajardo, subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Guadalupe Taddei Zavala es prima de Jorge Luis Taddei, superdelegado del gobierno federal en Sonora y tía de Pablo Daniel Taddei, director de la empresa LitioMX. Incluida ella, que preside el Instituto Sonorense de Transparencia, la familia Taddei ocupa nueve cargos públicos en Sonora.

¿Podrá alguna de ellas, en caso de ser elegida para presidir al INE, evitar que sus vínculos con Morena o morenistas influyan en sus decisiones?

Tal vez sería más seguro que los diputados elijan a Rebeca Barrera Amador, la única de las cinco sin vínculos ni antecedentes partidistas.

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