Queridos lectores, el día de hoy escribo sobre cómo los pensamientos influyen de manera considerable en nuestra salud.
Las enfermedades nacen en la mente. Llegamos a este mundo sin información, con una mente en blanco, y a lo largo de nuestra vida nuestra mente se va llenando de información, cierta información es verdadera pero muchas veces también recibimos información falsa, debido a que no hay manera de confirmar si esta información es verdadera o falsa nuestra mente la guarda.
De niños somos esponjas absorbiendo información y todo lo que nos dicen lo creemos, y sea cierto o no, el problema es que cuando llegamos a cierta edad le damos play al casete que estuvimos grabando durante nuestra infancia, comienzas a usar toda esta información falsa en tu vida y comienzas a ver que hay resistencia, si le pegas a alguien te pegan de regreso, si eres agresivo la gente también será agresiva contigo, si te pones a dieta, engordas y rebotas, entonces, comienza a haber mucha lucha interna con la mente: no acepto la vida como es.
Todo esto, toda la angustia que genera es un rechazo a la vida porque no la entiendo, entonces comenzamos a pelear con todo esto y activamos el sistema nervioso, a mayor angustia, mayor preocupación, mayor estrés, mayor enojo a nivel interno. Todo esto tiene consecuencias en tu salud: tu sistema digestivo deja de funcionar correctamente, tu sistema inmune se debilita, aquí es donde se vienen a formar las enfermedades, no nacen por casualidad.
Tenemos más de 60 mil pensamientos diarios, el 90 por ciento suelen ser los mismos que los del día anterior, de este porcentaje el 70 por ciento suele ser negativo y repetitivo; debes saber que estamos determinados por patrones mentales y condicionamientos inconscientes.
Nuestros pensamientos tienen una gran influencia en nosotros, y todo lo que sentimos, vemos y pensamos tiene un gran impacto en nuestro cuerpo físico. Nuestra presión puede aumentar cuando estamos ansiosos por algo, o cuando algo nos preocupa podemos llegar a sentir náuseas o malestar estomacal.
El estrés puede causar insomnio y eso puede conducir a una baja en las defensas, aumentando el riesgo de contraer gripes o resfríos. Incluso, estudios han asociado al estrés con infartos, problemas al corazón y ciertos tipos de cáncer.
La ira o la frustración nos hacen más daño del que creemos. Un estudio demostró que pocos minutos de estos sentimientos logran afectar nuestro sistema inmunológico hasta 5 o 6 horas después, y cuando los pensamientos negativos son más duraderos, afectan por más tiempo a nuestra salud.
Pero no se trata solo de las emociones negativas que impactan en nuestra salud, las emociones positivas también repercuten. Las personas más calmas, optimistas y con vidas felices, tienden a vivir más tiempo y hasta lucen más jóvenes. Y es que los pensamientos logran manifestarse de forma física con más frecuencia de lo que pensamos, incluso sin saber cómo será el resultado, el pensar sobre ello puede repercutir positiva o negativamente.
Si quieres sanar tu cuerpo también tienes que sanar tu mente, y, ¿cómo lo logras?, cambiando los pensamientos viejos y creando nuevos y mejores.
Al mismo tiempo, es importante cultivar la empatía, el perdón y la compasión para alcanzar el bienestar emocional y así dejar atrás molestias, rencores, iras y dolores del pasado que pueden provocar hipertensión o problemas gastrointestinales.
Aunque no lo creas, ser compasivo y perdonar es una gran forma de dejar la negatividad de lado que se tensiona en nuestro cuerpo causando problemas de salud.
Tomar consciencia del poder de los pensamientos y actuar sobre ello puede ayudar a mejorar nuestras tensiones y malestares y vivir una vida más tranquila.
Como siempre, te deseo larga vida, salud y prosperidad.
Hasta la próxima.
Alberto Tristany Zarauza
