Apenas comienza marzo y parece que es la señal para las manifestaciones de amor y reconocimiento hacia las mujeres.
Es el mes en el que los políticos se desviven por hacer toda clase de posicionamientos en torno a los derechos de las mujeres y se desviven en recomendaciones sobre la importancia de evitar a toda costa la violencia en contra del género femenino.
Tal parece que la cercanía de la primavera transforma su comportamiento y más de dientes pa’ fuera que de ganas, hacen circo, maroma y teatro para que todos se aseguren que son súper buena onda y están comprometidos con las causas justas.
Pero de nada han servido todas esas expresiones que llegan a la cursilería si a la hora de enfrentar la realidad las mujeres se topan con intolerancia, malos tratos e indiferencia de las autoridades.
Son estas autoridades en ocasiones representadas por los mismos que se desviven en palabras amables pero huecas para tratar de convencer a quienes los escuchan que son feministas, pero cuando están sus oficinas, son capaces de chingarse a las mujeres que buscan ayuda.
Isela es una víctima de la violencia de su esposo que, de manera gandalla, le quitó a sus hijos desde 2019 y hasta ahora a pesar de que ha recurrido a todos los recursos legales, nada más no puede lograr que le regresen a sus hijos.
Isela es la primera denunciante por violencia vicaria en Hidalgo. Fue el 23 de noviembre del 2021 cuando comenzó su lucha por recuperar y volver a ver a su hija de 5 y a su hijo de 10 años, luego de que el padre los sustrajera de su domicilio. Desde el 2019, Isela lo denunció por atentar contra su vida, sin embargo, por miedo y amenazas, no continuó.
La historia de esta mujer se ha convertido en una pesadilla.
Para ganar la custodia su esposo, que es un ojete, le inició dos denuncias por violencia familiar, denuncias que por cierto si han seguido su curso, aunque no le han puesto ninguna restricción para que vea a sus hijos.
Pese a ello, Isela de plano no logra que el marido le deje ver a los infantes.
En este camino por encontrar justicia y demostrar que es inocente del delito del que fue acusada, Isela ha perdido gran parte de su patrimonio.
Actualmente paga una pensión sin tener derecho de ver a sus hijos, además de pagar abogados y todo ello la está dejando en la calle.
Total, que en esa lucha Isela también denunció a su marido y ya se encuentra vinculado a proceso por violencia familiar y ni así cede, argumentando que tiene influencias en la Procuraduría y que a él se la pellizcan.
Mientras Isela solo espera justicia, que sus hijos sean restituidos al vínculo materno del que nunca debieron haber salido y que el delito de violencia vicaria aquí en Hidalgo sea visto como un delito de género.
Haideé Franco Moreno, representante de la Unión de Madres Protectoras en Hidalgo se refiere a la violencia vicaria como aquella violencia que se ejerce sobre las mujeres por parte de los hombres a través de los hijos, privándolas del derecho de verlos, además de crear carpetas falsas para obstaculizar la situación de volver a convivir con sus pequeños.
Los casos por violencia vicaria en el estado continúan en aumento…de acuerdo con la Unión de Madres Protectoras de Hidalgo, son alrededor de 50 madres que viven este tipo de violencia de género, las que han acudido a pedir acompañamiento.
