La reforma eléctrica que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene un “enemigo favorito”: las empresas españolas que han tomado una posición preponderante en el negocio de la energía en el país.
De aprobarse la propuesta presidencial, que fue diseñada por Manuel Bartlett basada en el modelo francés de los años 80, el gobierno de la 4T afectará principalmente a las empresas de origen español que han invertido unos 8 mil millones de dólares en los últimos seis años para desarrollar infraestructura de generación que produce casi la tercera parte de la energía en el país.
En particular se verían afectados los flujos de inversión por 5 mil millones de dólares, provenientes principalmente de la más grande generadora privada de energía eléctrica en México, después de la Comisión Federal de Electricidad: la española Iberdrola.
Para precisar la influencia que las empresas españolas tienen en el mercado eléctrico mexicano, basta con revisar la lista de contratos de generación de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), en la que se registran 28 contratos para Iberdrola, la firma extranjera con mayor presencia en el país y la que mayor provecho ha sacado a sus contratos.
A los de Iberdrola se suman contratos de generación para proyectos financiados por empresas como Naturgy, Acciona Energía, Fisterra y Abengoa, los cuales llegaron a representar hasta 50 por ciento de la infraestructura privada en el país.
Este mapa españolizado de generación privada resultó inaceptable para el gobierno de López Obrador, sobre todo en un escenario en el que pretende emular sucesos históricos como el de la Independencia y en el que, además de desaparecer los monumentos de descubridores y conquistadores, se busca incluso que la corona española pida perdón por los abusos durante la conquista.
Los afanes independentistas del presidente se han observado también en ideas como la de desaparecer las comisiones bancarias, un proyecto que, si bien surgió en su momento desde el Poder Legislativo, con el senador Ricardo Monreal como uno de los artífices, se encuentra desde el inicio del sexenio en los ánimos del presidente, sin importar la amistad que mantiene con la española y presidenta del banco Santander, Ana Botín.
Estas acciones, y sobre todo el discurso presidencial, cumplen con los lineamientos de la 4T, con reformas que evocan las épocas de Adolfo López Mateos, Lázaro Cárdenas y hasta de Miguel Hidalgo, perfectas para materializar las clases de historia que el titular del Poder Ejecutivo emite cada mañana en sus conferencias.
La reforma eléctrica también afectará a las empresas estadunidenses y mexicanas, las cuales han conseguido en los últimos 10 años contratos para participar en el mercado eléctrico mayorista como distribuidoras y productoras de su propia energía, con modelos de autogeneración y con la posibilidad de comercializar sus excedentes. La reforma también está enfocada en los grandes grupos empresariales del sector comercial e industrial.
Algunas de las empresas que se verán afectadas con la eventual aprobación de un nuevo marco jurídico en el sector energético son, entre muchas otras, Telmex y Sanborns, del multimillonario Carlos Slim, el empresario que, a pesar de algunos desencuentros, sigue siendo uno de los más cercanos al actual gobierno, con importantes contratos para la construcción del Tren Maya. También habrá que definir en este nuevo escenario la prioridad que se le brindará a los 52 contratos que tiene Pemex para generar su propia energía.
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