· 
Hace (23) meses
Administrando la pobreza y el voto
Marco Moreno
Compartir:

La política mexicana siempre se basa en la promesa de mejorar. Aun cuando mejorar es algo que se vuelve subjetivo e inalcanzable en cualquiera de los mensajes de los aspirantes al gobierno de Hidalgo. Inalcanzable, porque a lo más que han llegado es a la consolidación de la administración de la pobreza. Y eso es mucho decir.
Cuando hablamos de pobreza todo parece fácil, hay mucha gente que sufre por no poder satisfacer sus necesidades más básicas, pero siempre se asocia esa incapacidad a la propia gente, lo que resulta, en una revictimización de la pobreza.

Cuando dije esto, muchos de los políticos profesionales se rieron, asegurando que la pobreza, en mucho, es responsabilidad de quien la padece. Entonces ¿por qué prometen acabar con la pobreza, si no es responsabilidad de ellos?, ¿por bondadosos?, ¿por qué en su corazón anida esa luz que los lleva a rescatar al más desvalido? Es increíblemente absurdo prometer algo que no comprenden.

La pobreza es multidimensional, destruye los derechos de las personas y las vulnera, las convierte en un simple aditamento de un discurso insulso, hipócrita y lleno de banalidades que en el curso de la historia han quedado expuestos, aun los más recientes.

La forma en que se aborda, la manera en que se manosea por todos, la forma en que la utilizan habla de una lucha mezquina por ver quien la manipula mejor en sus palabras. Habla de lo bajo que pueden ser todos en la búsqueda del poder.

Hasta ahora nadie, ni los candidatos ni los secretarios del Poder Ejecutivo federal, aplaudidores y porristas, han señalado otra cosa que su anhelo por ser quienes lleguen, unos al Palacio de Gobierno y otros al Palacio Nacional. Sonrisa de por medio, cercanos, por imagen, al pueblo.

Para 2020 el rezago educativo del país estaba ubicado en 19.2 por ciento, mientras que el acceso a la salud se ha retraído en 28 por ciento y el acceso a la alimentación nutritiva en 22.5 por ciento. Contrasta con el tipo de discurso que se enarbola en cada lugar del país.
La pobreza se está administrando y significa retroceso e imposibilidad de crecimiento económico y desarrollo social.

Mientras no haya un programa social, uno solo, que por sí mismo garantice ser una puerta de movilidad social, que lleve a la gente del punto de pobreza al punto de desarrollo humano adecuado, estaremos escuchando cómo cada político promete que la pobreza será el primer asunto a atender.

El 43.9 por ciento de la población mexicana se encuentra atrapada en alguna de las expresiones de la pobreza. Hablar de pobreza y de gobierno es una necesidad real, presente en cada lugar, acuciante y dolorosa, manipulada y engañada en medio de palabras lisonjeras e hipócritas en busca del voto.

“Pero sus causas son el desempleo, la exclusión social y la alta vulnerabilidad de determinadas poblaciones a los desastres, las enfermedades y otros fenómenos que les impiden ser productivas”, dice la organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando habla del Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 (ODS). Algo con lo que han convivido los políticos mexicanos durante las últimas dos décadas.

La misma ONU asegura: “Los gobiernos pueden ayudar a crear un entorno propicio para generar empleo productivo y oportunidades de empleo para los pobres y los marginados”. También, que: “Pueden formular estrategias y políticas fiscales que estimulen el crecimiento económico de los pobres y, por tanto, reducir la pobreza”.

Es claro que la pobreza trae otro mal aparejado, la desigualdad, esa vulnerabilidad frente a los otros, esa separación casi imperceptible que se genera en la sociedad a partir de los roles de participación. El romántico discurso de que el pueblo pone y el pueblo quita, en un país en el que el presidencialismo y la corrupción viven agazapadas en el discurso.

A pesar del extraordinario artículo 39 de la Constitución mexicana, a pesar de las palabras, el pueblo, bueno y sabio, necesita ser representado por ellos, analogía histórica de lo que se dice, se quiere eliminar.

Llegará una o uno de todos al gobierno, llegará en medio de sus propias palabras que se irán borrando de la acción de gobierno, como papeles inútiles, como palabras inútiles que no valdrá la pena recordar.

Si México, si Hidalgo, son parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible, ¿por qué la pobreza es parte de los discursos políticos y gran ausente en las políticas públicas?, ¿de qué hablamos cuando todos los candidatos al gobierno del estado prometen acabar con la pobreza?, ¿de su oportunismo político? El tiempo lo dirá.

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 3 minutos
title
Hace 60 minutos
title
Hace 1 hora

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad