Las tradiciones no se olvidan; la cultura del ahorro se ha transmitido de generación en generación.
Muchos niños en la época de mis padres estaban ansiosos de que llegara el domingo para que sus abuelos o sus padres les dieran unas monedas para ir a la tienda a comprar una golosina; siempre y cuando en la semana se hubieran portado bien.
Imagínense, si algunos padres son un desastre con el manejo de sus recursos financieros, lo difícil que es para un niño.
Investigaciones recientes apuntan a que la entrega de un dinero semanal o mensual a los hijos, que en muchos países se le conoce como mesada, es una buena forma de enseñarles a administrar las finanzas y ahorrar.
Pero la clave está en que el dinero forme parte de una conversación, para que sea realmente una herramienta educativa que sirva para formar hábitos financieros.
Comúnmente, la mesada es una herramienta para que los niños aprendan a ser responsables con el dinero y aprecien su valor. También se utiliza para premiar determinadas conductas.
Desde una perspectiva psicológica, algunos especialistas proponen que la mesada puede servir para trabajar la frustración con los niños, dado que les ayuda a sentirse responsables de sus propios gastos.
Cuando son más grandes, los niños se pueden hacer responsables de pagar la comida en el colegio o de ahorrar para salir con amigos y entonces, el cálculo será distinto.
Para concluir, es recomendable separar el domingo en dos grandes grupos: dinero para gastar y dinero para ahorrar.
En ese sentido, el monto no es lo más importante, sino la educación financiera para que los niños se sientan muy orgullosos cuando consigan lo que quieren con su propio esfuerzo.
