Más que la historia de un hombre y su ascenso al poder, es la historia de la caída de un país por los excesos de sus gobernantes…es un aviso para evitar repetir la historia de los años 70”.

No lo digo yo. Píquenle a Google y encontrarán este resumen de la obra homónima del título de esta columna.

Es la novela que culmina la serie La costumbre del poder de ese formidable narrador político que fue el maestro Luis Spota.

Hoy premonitoria.

Yo, como ustedes, no sé qué va a pasar exactamente el próximo domingo 6 de junio. Aunque lo último que deseo es que haya un trueno social violento y rabioso; ni siquiera los estallidos tan temidos, que ya se han venido dando: 800 agresiones de toda índole; 90 asesinatos de actores políticos; 35 de ellos, parte de los 25 mil candidatos que disputan ferozmente los 21 mil cargos que están en juego; 15 gubernaturas y decenas de alcaldías en las que —se asegura— habrá sorpresas muy desagradables para el partido en el poder; que hasta hace pocos meses, anticipaba un avasallamiento moreno en todo el país. Incluida la estratégica y decisoria Cámara de Diputados.

Hoy, todo indica que no será así. Aunque el presidente López Obrador mantiene una aprobación del 55 por ciento en promedio, el desgaste de su gobierno, pero sobre todo de su partido, pagará en las urnas decisiones no solo absurdas sino de un alto costo político como el cierre de 9 mil estancias infantiles, el menosprecio ofensivo a los movimientos feministas y el desabasto en medicinas, con el caso inexplicable y criminal de los niños con cáncer carentes de fármacos para su sobrevivencia. Pero más allá de infinidad de casos concretos en decisiones de gobierno, se hace cada vez más densa la percepción de una creciente irritación social por lo que don Daniel Cosío Villegas describía como “el estilo personal de gobernar”, asociado a un autoritarismo que se parece cada vez más a una dictadura. De ahí el lenguaje inusitado del llamado “Manifiesto por la República, la democracia y las libertades”, en el que más de 500 intelectuales empresarios y periodistas piden “no votar por Morena” al considerar que México se debate entre la democracia y el autoritarismo. Que este domingo 6 de junio “se necesita vencer a la coalición oficialista de Morena, para rectificar el rumbo de México”.

A propósito, permítanme reproducirles un fragmento de la entrevista que realicé a bordo de su camioneta entre Tlaxcala y Jalapa a solo 10 días de la elección que le dio la presidencia. La última que dio antes de aquel domingo 1º de julio; y tal vez, la última que me dará en la vida:

-Es muy probable que ganes la presidencia con un 51 por ciento o más; pero si también ganas la mayoría en el Congreso, vas a tener una enorme tentación autoritaria, Andrés Manuel…

-¡No, no, no…no! El poder es humildad, el poder solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás; no me interesa la parafernalia del poder; no nos interesa el autoritarismo; no lucho por construir una dictadura; lucho para que haya una auténtica democracia en el país y que podamos llevar a cabo una utopía, un sueño que queremos construir aquí en la tierra; para que luego digan que soy muy…

-¿Religioso?

-Mesiánico, ja,ja,ja,ja,

-Queremos construir aquí en la tierra el reino de la justicia; entonces esa es la bella utopía, el bello ideal en seis años; no me voy a reelegir; soy defensor del sufragio efectivo y la no reelección; pero con seis años va a ser suficiente.

Lleva tres.

Ricardo Rocha