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Hace (26) meses
La Inteligencia Emocional: clave para una mejor calidad de vida
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Queridos lectores, el día de hoy escribiré sobre este tema que me apasiona y del que es importante que encuentres el modo para aplicarlo en tu vida. Aprender a gestionar las emociones es sinónimo de una mejor calidad de vida en cualquier etapa: desde el colegio hasta el entorno laboral.

La inteligencia emocional ha pasado a ser un tema presente en cualquier foro de debate sobre desarrollo profesional, además de asignatura obligatoria en algunos colegios de Reino Unido, Malta y también en Canarias. Pero ¿en qué consiste realmente ser inteligente emocionalmente?, ¿es tan relevante esta destreza a la hora de conseguir el éxito? La respuesta es sí, la inteligencia emocional es una habilidad aún subestimada cuyo potencial tiene un impacto directo en la calidad de nuestras vidas.

Somos seres integrales; no podemos dividirnos; seguir siendo la misma persona, ya sea en la casa, en el trabajo, con los amigos, la pareja o los hijos. Por eso, a lo largo de los años y con ayuda de la ciencia hemos entendido que la respuesta no es dejar los problemas en casa o en el trabajo o en la calle, sino entender cómo podemos funcionar de manera efectiva y eficiente en los diferentes ambientes donde nos desarrollamos. El principal objetivo es que alcances tus metas sin dejar que tus emociones te limiten o paralicen, más bien que sean tus aliadas para la adquisición de tus metas.

Inteligencia emocional, factor en la ecuación del éxito

La gestión de conflictos, el manejo del estrés o las dotes comunicativas son algunas de las habilidades más demandadas en el ámbito laboral actual y, junto con ellas, la Inteligencia Emocional. La capacidad que tenemos las personas de gestionar las emociones de manera consciente puede tener un impacto muy notable en el rendimiento de los trabajadores, ya que está muy vinculada al liderazgo, la salud e incluso la felicidad.

Son nuestras emociones las que influencian en gran manera nuestras actitudes y comportamientos a la hora de tomar decisiones, manejar conflictos, superar retos y construir relaciones con otras personas. Cuando practicamos inteligencia emocional, podemos ver las situaciones desde una perspectiva objetiva y nos será más fácil direccionar bien nuestras acciones, evitando la impulsividad o visceralidad del momento o la situación.

Desarrollar la inteligencia emocional requiere de dedicación y compromiso a largo plazo. En cuanto a la relación entre inteligencia emocional y éxito, la inteligencia emocional continúa siendo subestimada, se ha comprobado que las personas de éxito, a largo plazo, logran su posición no solo por sus conocimientos técnicos y títulos, sino en gran parte gracias a sus habilidades sociales.

Útil en el trabajo… y en el aula

El hecho de trabajar las emociones y mejorar la capacidad de toma de decisiones y las relaciones sociales, además de tener efectos positivos en el terreno laboral, tiene un reflejo también en la salud física, ya que muchas dolencias tienen su raíz en problemas emocionales como el estrés, la ansiedad o la frustración.

Estas mejoras en la calidad de vida pueden lograrse ya desde etapas tempranas. Cuando invertimos en una juventud emocionalmente saludable, creamos hombres y mujeres más responsables, maduros y con confianza en sí mismos que podrán llegar mucho más lejos en su vida personal y mejorando la sociedad. Como consecuencia, el propio rendimiento escolar se ve también favorecido. Si los jóvenes conocen su valor intrínseco, reconocen sus limitaciones y son empoderados a hacer las cosas de una forma diferente para mejorar sus resultados, trabajarán mejor y reducirán su necesidad de satisfacción inmediata.

Reconocer emociones, ¿cómo se hace? 

El primer paso a la hora de empezar a trabajar la Inteligencia Emocional consiste en el reconocimiento de las emociones, dar un nombre a lo que sentimos. Una vez identificadas, pasaremos a buscar de dónde provienen: en qué momentos sentimos esa emoción, qué situación o personas la generan, qué pensamientos produce, etc.

Si se trata de emociones positivas. Podremos apoyarnos en ellas cuando sea necesario y, si son negativas, no trataremos de evitarlas, sino que intentaremos reconocerlas, valorarlas y aceptarlas, ya que aparecen con el fin de enseñarnos algo; en ambas situaciones, el comprender dichas emociones da una ventaja increíble en nuestro día a día.

Convierte a las emociones como a un compañero o compañera de vida que te ayude a lograr tu éxito.

Espero que este artículo te sea de ayuda y realmente comiences a vivir de manera plena, exitosa y feliz.

Como siempre, te deseo una larga vida, salud y prosperidad.

Alberto Tristany Zarauza

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