Recién concluida la selección de los integrantes de las cámaras de diputados locales y federales, las promesas escuchadas por el populo hidalguense carecieron de propuestas renovadoras o al menos servibles.
Algo semejante ocurrió hace tres años en la legislatura local, en donde la expectativa que levantó la bancada de Morena por ser mayoría fue grande, pero nada más. Los opositores se encargaron de tirar piedras sólo para preservar sus canonjías y comodidades, sin mostrar interés de propuestas útiles.
El choque protagonizado por los afiliados al Grupo Universidad contra los cobijados debajo del agua desde Palacio de Gobierno se eternizó, impidiendo cimentar una base democrática que mostrara la diferencia entre los morenistas y los demás.
Aun sin llegar, las diferencias entre los cerca de 20 diputados que ocuparán una curul bajo la membresía de Morena ya muestran su desgano, mientras que sus opositores, se preparan a partir del escándalo, a ganar terreno en comisiones y en cómo y quién dirigirá la coordinación parlamentaria. La Lady fuero, llamada así en las redes sociales, dará de que hablar en ese sentido.
Sin embargo, aquí el problema es la ausencia de instrumentos que le permitan a los hidalguenses vivir bien y seguros. En últimas fechas, por ejemplo, hemos visto lamentables accidentes carreteros causados por personas en estado etílico, por altas velocidades o falta de señalización en zonas de reparación.
Tras la desaparición física de la Policía Federal de Caminos en los primeros minutos de 2020, las carreteras se quedaron solas, sin vigilancia y sin orden. En algunas entidades, los diputados, junto con el Poder Ejecutivo, instauraron las policías estatales de caminos, por ejemplo Tabasco, Morelos, Michoacán, para cubrir ese grave faltante.
Aquí nuestros liosos y aguerridos diputados no alcanzaron a tener una visión práctica para la ciudadanía y comenzaron a buscar transversalidades de la transversalidad antes de legislar en una ley estatal que regule la circulación en carreteras locales.
Para nadie es desconocido que los fines de semana las carreteras de Hidalgo se convierten en pistas de carros chocones por el bravo gusto al trago que hay en muchas zonas del estado y eso, por supuesto, podría ser evitado con la presencia de una policía vial.
En el anuario estadístico de 2019, que es el más reciente de la SCT, se reportaron 437 colisiones en las carreteras federales de Hidalgo, que además de dejar 69 muertos en el sitio, provocaron daños materiales por más de 33 millones de pesos.
Durante ese año, ocupamos el décimo lugar a nivel nacional en accidentes cuando tenemos una de las redes carreteras más pequeñas en el país.
Ninguno de los avispados diputados ha buscado solucionar estos temas que pegan a las familias y al patrimonio de las empresas, quienes sufren pérdidas millonarias en asaltos y robos ante la ausencia de vigilantes en los caminos.
La reciente experiencia de los hidalguenses con policías estatales en las carreteras fue hasta lamentable, por el alto número de extorsiones cometidas bajo el amparo del programa Hoy no Circula. Entonces, por necesidad, hace falta una policía especializada y con cánones muy estrictos de decencia, claro al menos es la aspiración ciudadana.
Resultaría interesante que la bancada mayoritaria asuma su papel y resuelvan leyes que tengan que ver con la seguridad de los ciudadanos y en caso contrario que sean las minorías las que tomen las causas ciudadanas y nos permitan vivir mejor.
Nimiedades: Tras el descarte de Arturo Herrera, el perfil de José Ramón Amieva cada día suena más en los pasillos de Palacio Nacional; dicen que podría ser abanderado morenista para Hidalgo.
