A pesar de que la educación ha avanzado mucho en la inclusión de personas con discapacidad, aún nos falta mucho por hacer. Conforme avanzan los años, los términos de igualdad, equidad e inclusión han tomado una importancia relevante, por lo que ahora la sociedad en todos sus niveles debe considerar estos aspectos en casi todos los ámbitos.
De los más de 126 millones de mexicanos en el país, según el Inegi en el censo 2020, tenemos 55.7 millones de personas que se encuentran en pobreza multidimensional, lo que dificulta su acceso a la educación, aunado a esto, casi 7 millones de mexicanos viven con algún problema de discapacidad o situación mental, entonces para las personas con discapacidad ubicados en este rango los lleva a tener una doble desventaja.
La Unesco define la educación inclusiva en su documento conceptual así: ¨ La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación”.
Esto involucra cambios y modificaciones en contenidos, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los estudiantes y que es la responsabilidad del sistema, educarlos a todos, y se debe considerar, además, que cada alumno tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos.
En la inclusión educativa hay muchas cosas a considerar porque esto no acaba aquí, imagínense si ahora no solo nos fijamos en el sistema, los planes y los programas, sino también en la capacitación docente y la infraestructura, porque hay docentes especialistas en su atender y coadyuvar con la educación de las personas con discapacidad, pero ¿son los suficientes para cubrir a la minoría más grande?; ahora bien, muchas escuelas fueron construidas para centros educativos y a algunas tal vez les pusieron rampas y espacios adecuados para personas con discapacidad o bien tienen espacio y suficiencia presupuestal para hacerle las adecuaciones, pero ¿qué pasa con las que no tienen espacio o dinero para eso, o las casas que adaptaron para escuelas?, también hay mucho que invertir para tener edificios escolares aptos para la atención a personas con discapacidad.
Entonces, como podemos analizar con todo esto, aún falta mucho camino por andar, muchas políticas públicas por hacer, muchas adecuaciones a planes y programas, mucha capacitación docente y verdadera voluntad, para poder cerrar la brecha que existe entre una educación igualitaria, inclusiva y equitativa, y la educación real, para que el país no esté en deuda con las personas con discapacidad y su derecho a la educación.
