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Hace (74) meses
¿Inclusión o sólo integración?
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Mexicanos, al grito de guerra, el acero aprestad y el bridón, y retiemble en sus centros la tierra, al sonoro rugir del cañón…” Durante toda nuestra vida de educación básica lo aprendimos de memoria, lo cantamos en los lunes de honores a la bandera, incluso lo estudiamos y sabíamos de su origen. El Himno Nacional Mexicano ha estado en nuestras vidas desde que nacimos; lo escuchamos en las competencias deportivas donde hay un representativo nacional. Conjuntamente con la bandera y el escudo, forma los símbolos patrios.

Cabello corto, uniforme limpio e impecable, uñas cortadas sin pintar, zapatos boleados y, por supuesto, muy bien peinados, ésas eran en lo general las reglad de higiene en la escuela primaria y secundaria, pero muy en especial los días lunes, los días de honores a la bandera nacional. No podías arriesgarte a incumplir con esos requisitos los días lunes, pues te arriesgabas a que, en la puerta de entrada, no te dejaran entrar y te regresaran a tu casa.

La semana pasada, el senado canadiense aprobó una versión “sin género” de su himno nacional, el cual en la anterior versión incluía “infunde verdadero amor patrio en todos tus hijos”, que será sustituida por “infunde verdadero amor patrio en todos nosotros”. Aún no es oficial, sólo la falta la firma de la gobernadora de Canadá, quien representa a la reina Isabel II de Inglaterra.

En nuestro país claro que hizo eco lo sucedido en el país de la hoja de maple, puesto que el hasta ahora desconocido periodista de Televisa Genaro Lozano escribió en red social Twitter lo siguiente: “Un himno nacional que hable de la belleza de México, de la solidaridad de su gente, de la comida, el arte, los colores del país. Un himno que hable del hartazgo de la corrupción, de la confianza en la democracia, de nuestros inmigrantes. Un himno sin gritos de guerra”. Añadiendo en otro: “Canadá cambia su himno nacional para hacerlo incluyente y sin género. En México no podemos cambiar un himno belicoso y de un machismo tóxico…”.

Por supuesto que “incendió” las redes sociales, algunos a favor y la mayoría en contra. Aunque esto ya había sucedido en otra ocasión que han surgido iniciativas para cambiar nuestro himno nacional. A mi parecer, una verdadera ridiculez. En el pasar de mi vida consciente, no he visto o escuchado noticias donde un asaltante, asesino, violador o golpeador de mujeres se inspire en las estrofas para delinquir o abusar. Al menos a mí, cuando escucho el himno nacional, me inspira el sentido de pertenencia e identidad nacional, es más, hemos visto en infinidad de ocasiones a espectadores en estadios deportivos cuando lo escuchan, aunado a la presencia de nuestra bandera.

De unos pocos años a la fecha, el tema de la inclusión ha sido uno de los principales en los discursos de políticos, así mismo en diversos sectores de la sociedad civil; pero aquí viene la pregunta: ¿Es realmente inclusión o sólo una integración a un todo? Lo escribo ahora, pero lo he dicho desde que surgió este tema, para mí es sólo integración, porque al aceptar a diversos grupos que se dicen diferentes de la “gran masa” y que buscan la aceptación, solo se les cataloga, pero siguen poniéndolos en un círculo aparte, todo ha quedado en el discurso, pero no en los hechos.

Mientras más se acepten o “incluyan” a grupos que se sienten excluidos o diferentes, más los sectorizamos o aislamos. Dentro de un círculo, tenemos a muchos círculos, pero sólo para formar un todo, no para la convivencia de una real inclusión. Todo ha quedado en las palabras, en convenios y ahora unos cuantos pretenden cambiar lo que realmente nos une y nos identifica, el Himno Nacional Mexicano. Vivamos juntos el aquí y el ahora.

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