El presidente de la República ha concentrado tanto poder en sus manos y en las manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que no pasa inadvertida su ausencia, su pausado hablar, su diatriba cotidiana contra los que considera sus adversarios y trata como enemigos mortales.
Porque cuando se ha enfermado y se ha mantenido aislado, no se mantiene lejano y ausente, porque él mismo afirma que los vacíos se llenan. Porque por encima de todo, siempre sale a decir que está bien, que no se preocupen y ahora no lo ha hecho.
Extraño al presidente y deseo que pronto esté de regreso.
A las 17:14 horas del 26 de abril, el presidente salió y dijo que era su responsabilidad informar sobre su estado de salud, ya se le ve mejor, en unos días acusará a sus adversarios de corruptos, oligarcas o seguidores de oligarcas, el 1 y el 5 de mayo; estaremos atentos.
Mientras vuelve, aprovechemos para platicar de algunos temas que son necesarios y que nos permitirían dibujar los escenarios que deseamos para el país en 2024.
Quienes hablan de los gobiernos de coalición, dicen que es un tipo de gobierno que permitiría introducir una profunda reforma al sistema democrático mexicano y que aumentaría, de alguna manera, la participación de los ciudadanos; de hecho, aseguran que promueve una mayor participación ciudadana.
En ese sentido vale la pena recordar que Uuc-kib Espadas Ancona, consejero ciudadano del Instituto Nacional Electoral (INE), ha dicho recientemente que es visible la existencia una crisis democrática en el país, resultado de la confrontación de visiones opuestas sobre el tema.
Retomar elementos sociales y políticos que, aun cuando no están en el debate, nos permitirían determinar a dónde queremos llevar la democracia, dijo el consejero ciudadano, y resaltó que este es aún más álgido en el cual no existen consensos amplios que permitan señalar un rumbo.
La democracia mexicana y los gobiernos de coalición, como una forma de enfrentar la polarización que desde la actual administración se ha profundizado y ha construido supuestos bandos de puros e impuros, de patriotas y vendepatrias.
Juan Alejandro Navarrete Ortega, en su artículo Gobierno de coalición en México, necesarios y posibles asegura: “Los gobiernos de coalición se pueden definir como la unión del partido político en el gobierno con uno o más partidos con representación en el Congreso”.
De hecho, la constitución del país establece la posibilidad de que existan los gobiernos de coalición y establece las condiciones para su alcance.
Navarrete Ortega abunda:“La doctrina indica que la existencia de los gobiernos de coalición tiene su fundamento en dos aspectos: la conformación de un programa de gobierno común entre los partidos coaligados, y el nombramiento de un gabinete plural de altos cargos que integran los partidos coaligados para encargarse de su concepción e implementación bajo la conducción del presidente electo democráticamente por el pueblo”.
Visto así, los gobiernos de coalición son opuestos a la actual administración y representan una forma diferente de abordar la discusión sobre la democracia como forma de gobierno y, correspondería a la oposición y a los ciudadanos construir los espacios para su reflexión, pero, sobre todo, para su construcción.
El problema en este sentido es la casi crónica debilidad de la oposición, su constante disputa entre liderazgos y la incapacidad que mantienen desde los niveles municipales a los nacionales para ponerse de acuerdo en algo.
Esto frente a una poderosa ciudadanía que está tomando los espacios y empieza a encontrar resquicios que llenar con su presencia y con su acción.
El otro tema emergente en la discusión social, la ciudadanía, pero sobre todo un concepto que empieza a crecer entre los colectivos ciudadanos, el de la gobernanza participativa; esta es importante “porque establece una relación de conversación con los destinatarios de la acción de la diputación para la mejora de la toma de decisiones. Por lo tanto, la participación se entiende como un método transversal de elaboración de políticas públicas”, asegura la Diputación de Castellón al referirse al tema.
Democracia, gobiernos de coalición, gobernanza participativa, son, entre otros, los temas que los ciudadanos llevan a la mesa de los partidos políticos con la exigencia —aseguran— de dar rumbo y sentido a la democracia mexicana.
Mientras los ciudadanos se hacen escuchar, los diputados acaban de acribillar con sendas reformas de urgencia a la Cámara de Senadores, donde se alzaron las voces de los opositores para decir que no se cuente con ellos, también algunos morenistas, pero ellos solo rumiarán su malestar; al final, tendrán que votar con los ojos cerrados y la conciencia cauterizada.
