¿Con qué cara se despertará Peña Nieto el domingo 1o. de julio? ¿Qué pensará cuando esté bajo la regadera? Y mientras se rasura y se ve en el espejo, ¿qué se dirá a sí mismo? “¡Chin, por qué perdimos contra Suecia!”, tal vez se lamente. “Bueno, pero por lo menos pasamos a octavos, hay que pensar en positivo”, se dirá en seguida el Presidente, como para reanimarse. Seguramente esa mañana peinará su copete con más esmero que de costumbre y se pondrá la chamarra roja institucional que, según él, lo rejuvenece y le da un aire “cool”. Mientras tanto, a unos metros de donde se encuentra el mandatario, la peinadora de La Gaviota enrolla una y otra vez abundantes mechones de pelo alrededor del cepillo para darles forma con el aire caliente de la “pistola”. Angélica Rivera lleva puesta su bata de satín blanca. “¿Viste el último capítulo de la serie de Luismi? Pobrecito porque no puede estar con Issabela Camil, el amor de su vida. Yo no sabía que era la pareja de Federico de la Madrid, hijo del ex Presidente. ¿Sabes qué me fascinaría? Que Netflix hiciera una serie con mi vida, antes y después de Los Pinos. Sería padrísimo, ¿no crees?”. La peinadora está tal vez algo intranquila y se siente traidora porque en su fuero interno sabe que se inclinará por el “voto útil”. Al interior de Los Pinos se respira una calma “chicha”, es decir, entre tensa y densa. El personal va y viene de la cocina al comedor para organizar los últimos detalles del desayuno. Lo que no saben sus patrones es que muchos de ellos votarán por AMLO, no obstante juraron por todos los santos que lo harían por el PRI. Los que seguramente están muy preocupados son los escoltas de la familia. Lo más probable, y con los recortes que dice AMLO que hará en lo que se refiere a las pensiones de los expresidentes, es que tengan que buscar nuevos trabajos. Muchos están tan molestos con el tercer lugar que ocupa el PRI en las encuestas, que dudan si no se inclinarán mejor por el “voto útil”. Entre tanto, los hijos de los Peña Nieto, en su respectiva recámara, miran el partido de futbol, España contra Rusia. Salvo Alejandro, metido en su espléndido walking closet, quien continúa leyendo el artículo publicado en la revista The New Yorker, titulado “A New Revolution in Mexico”, escrito por Jon Lee Anderson. A pesar de que no habla muy bien el inglés, lo entiende: “Hay límites a la inclusión de López Obrador. Muchos jóvenes mexicanos metropolitanos desconfían de lo que ven como su falta de entusiasmo por la política de identidad contemporánea. Le pregunté si había sido capaz de cambiar su opinión. ‘No mucho’, dijo, con total naturalidad. ‘Mire, en este mundo hay quienes le dan más importancia a la política del momento: identidad, género, ecología, animales. Y hay otro campo, que no es la mayoría, pero que es más importante, que es la lucha por la igualdad de derechos, y ese es el campo al que me suscribo. En el otro campo, puede pasar su vida criticando, cuestionando y administrando la tragedia sin proponer nunca la transformación del régimen’”. Mientras Alejandro lee el reportaje, tal vez se pregunte intrigado: “¿De veras habrá una nueva revolución en México? Qué bueno que toda la familia nos vamos a vivir al extranjero, porque esto se va a poner del carajo…”. Sin duda Alejandro sería muy infeliz si efectivamente se diera “una revolución” en el país. No, no podría abandonar sus lujos, sus viajes, sus eventos deportivos de golf, pero sobre todo sus zapatos Church’s. En realidad no le preocupa mucho si su padre ya no recibe la pensión. Él sabe que papi tiene muchos ahorros en el extranjero, y que estos son tan abundantes, que hasta alcanzarían para tres generaciones… En esos momentos, Nicole y Paulina quizá hablan por teléfono desde su celular. A lo mejor, Sofía Castro, con las iniciales de su nombre tatuadas en el antebrazo, le manda caritas sonrientes a Alejandro Peña, con quien se lleva de maravilla. No hace mucho, confesó a un medio que el hijo de EPN era su “cómplice”. Aunque no los convence mucho el candidato del PRI, todos ellos (menos Regina porque es menor de edad) sí votarán por el tricolor tal como se lo prometieron a su papi. Al terminar su mandato, nadie sabe cuál será el destino de EPN. Si el triunfo favorece a AMLO, lo más probable es que se vaya de vacaciones, hasta el año que viene para luego regresar al país y empezar a promover una serie de conferencias en el extranjero. Si gana Anaya, lo más seguro es que la familia Peña Nieto pida asilo político en Londres. Y si el voto le favorece a Meade, seguramente el ya ex Presidente retornará a México con sus seis hijos a vivir a… ¡¡¡la Casa Blanca!!!