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Hace (31) meses
Emociones tóxicas II
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Queridos lectores continuamos con este tema que generó mucho interés de su parte; en este artículo concluiré sobre las emociones tóxicas y así podrás tener un mejor panorama y sabrás como actuar en el momento en que sientas que se están haciendo presentes en tu vida.

  • Miedo: todos hemos sentido miedo alguna vez y siempre lo sentiremos ya que es una emoción positiva al ser un medio de protección. Sino sintiéramos miedo, dejaríamos de tener la precaución ante situaciones que pueden resultar peligrosas, como ir por la carretera a exceso de velocidad o cruzar una calle sin fijarte.

El miedo se convierte en irracional cuando está dirigido a una situación que no tendría que producir miedo y esta emoción prevalece por mucho tiempo. Cuando se vive obsesionado con que algo puede pasar, se deja de disfrutar la vida y es ahí donde debes buscar ayuda.

  • Vergüenza: el daño que puede causar cuando la vergüenza se vuelve toxica es devastador, ya que limita a la hora de atreverse más en la vida y luchar por aquello que se desea, todos en algún momento de nuestras vidas hemos sido objeto de burlas y quizás hasta nos hayan ridiculizado lo cual genera tristeza e incomodidad.

Cuando una persona es víctima constante de la burla, se comienza a desarrollar esta emoción, esto hace que se desarrolle un miedo exagerado o el temor a hacer algo delante de otras personas aumentando así  la inseguridad en la persona. A la larga, puede ser tan dañina que les impida a las personas sacar su gran potencial o deseos de superación por temor al ridículo.

  • Melancolía: todos hemos sentido alguna vez la tristeza, y lo seguiremos sintiendo, eso está claro, sin embargo, cuando las situaciones de añoranza ocurren con mucha frecuencia, podemos llegar a volvernos personas pesimistas, desmotivadas o apáticas ante la vida.

Sentir que no somos capaces de hacer nada bien, que no vale nada, que somos un fracaso es síntoma de esta emoción. Cuando se experimenta, nos enfocamos en todo lo negativo que nos sucede, solo que cuidado, cuando la tristeza o melancolía se vuelven crónicas se adopta una sensación de impotencia permanente y se corre el riesgo de caer en depresión.

  • Duelo: todas las personas hemos experimentado en alguna ocasión algún tipo de pérdida en nuestra vida. Puede ser el fallecimiento de algún ser querido, terminar una relación, cambio de casa o de ciudad, cambio de escuela, entre otros. Cuando vivimos algún tipo de pérdida, comenzamos un proceso normal que nos permite adaptarnos a la nueva situación que se llama etapas del duelo.

Para poder continuar nuestra vida es necesario atravesar por este proceso y no quedarnos ahí; se vuelve tóxico cuando no se logra cerrar el ciclo y la persona se encuentra divagando en el pasado lo cual le impide continuar su vida.

  • Culpa: podemos sentir culpa cuando trasgredimos alguno de nuestros valores personales: se trata de una culpa positiva que nos brinda la oportunidad de reconocer nuestros errores y nos motiva a mejorar nuestra actitud; sin embargo, la culpa tóxica es cuando esta sensación de culpabilidad aparece por causas más emocionales, es decir, cuando los sentimientos que la acompañan se vuelven constantes, intensos e irracionales.

Vivir con culpa es tener la sensación interminable de estar en deuda con alguien o con la vida todo el tiempo; por esta razón muchas personas no se permiten ser felices, ya que sienten que ese es el precio que hay que pagar por el error cometido, sea real o no.

Como estas aún hay más: lo celos, la frustración, el rechazo, la angustia, que al cruzar la línea de lo permitido y ser constante se convierte en tóxica. Expresar lo que sentimos es fundamental para liberar el estrés, de lo contrario, terminaremos por perjudicarnos a nosotros mismos y también a los demás; cuida tus pensamientos, elimina hábitos dañinos, aléjate de personas toxicas y, sobre todo, busca ayuda profesional.

Si te interesa conocer más sobre cómo quitarte estas emociones o que ellas no controlen tu vida, escríbeme y con gusto encontraremos el mejor camino para tu nueva vida.

Como siempre, les deseo larga vida, salud y prosperidad.

Hasta la próxima.

Alberto Tristany Zarauza

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